"Prevemos imponer una muy severa segunda ronda de sanciones", señaló en una audiencia en la Cámara de Representantes cuando se le preguntó si Washington tomaría medidas en caso de que Moscú no cumpla con el plazo especificado en la Ley para la Eliminación de Armas Químicas y Biológicas.
Nada más abierta la investigación, que según Scotland Yard se prolongaría por varios meses, Londres responsabilizó a Moscú de estar detrás del envenenamiento y catalogó el arma como sustancia de acción neuroparalizante supuestamente desarrollada por químicos rusos.
El 5 de septiembre, la fiscalía británica acusó a los ciudadanos rusos Alexandr Petrov y Ruslán Boshírov de estar detrás del ataque en Salisbury.
Moscú rechaza las acusaciones de Londres, que considera infundadas, y envió cerca de 60 notas diplomáticas al Foreign Office reclamando acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación, así como a los Skripal, que son ciudadanos de Rusia.