"A pesar de que su alcance no es muy grande, la iniciativa conjunta ruso-turca sobre Idlib es un paso importante y constructivo que une a dos potencias para disuadir a Estados Unidos de emprender acciones irresponsables en esa zona", expresó en declaraciones a Sputnik.
La decisión de "definir un enclave protegido como zona desmilitarizada" también impedirá que esta iniciativa sea vista como una agresión, indicó Kwiatkowski.
Al mismo tiempo, el acuerdo ruso-turco podría dificultar para EEUU e Israel la asistencia a los rebeldes que combaten contra el Gobierno sirio.
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"Si el nivel de seguridad aumenta de tal forma que EEUU, en particular, deja de ver necesaria su implicación, (el presidente Donald) Trump cumplirá parcialmente su promesa electoral de cortar el derroche permanente de fondos norteamericanos en conflictos extranjeros que poco les importan a la mayoría de los estadounidenses", concluyó.
La zona desmilitarizada sería controlada por las tropas turcas y la policía militar rusa.
La gobernación de Idlib, en el noroeste de Siria, fue ocupada en 2015 por varios grupos terroristas, entre ellos el Frente al Nusra, también conocido como Hayat Tahrir al Sham.
En virtud de los pactos entre las facciones insurgentes y Damasco, se fueron trasladando a Idlib los grupos que se negaron a abandonar la lucha armada durante las operaciones antiterroristas de Alepo, Homs y Guta Oriental.
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En 2017, Idlib pasó a integrar una zona de distensión patrocinada por Turquía.
Damasco declaró en julio pasado que se reservaba el derecho de usar la fuerza militar para liberar Idlib si los insurgentes rechazan el proceso de reconciliación.