Se suelen tensar las cuerdas de los instrumentos musicales para que suenen bien. En la nanoelectrónica de carbono se usa un método similar: los cables, diodos, transistores y otros dispositivos se fabrican a partir de nanotubos de carbono tendidos.
"Los métodos existentes se usan para crear modelos singulares de nanotubos tendidos, por eso su coste es muy alto para el uso industrial. Propusimos un método alternativo para fabricarlos en serie: se pueden implantar con anticipación iones de hidrógeno y helio dentro del substrato en que se encuentran los nanotubos", explica un empleado del Instituto de Nanotecnologías en la Electrónica, Espintrónica y Fotónica de la MEPhI, Konstantín Katin.
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Según el experto, al calentarse, estos iones se convierten en moléculas de gas y en la superficie del substrato se forman burbujas que deforman el nanotubo. Cambiando la temperatura se puede controlar el tamaño de las burbujas y por consiguiente deformar la nanoestructura.
"Nuestro método puede aplicarse a una amplia gama de nanoestructuras, no solo las de carbono. La mayoría de los sistemas de dimensiones minúsculas cambian sus características electrónicas tras ser tensados", destaca otro empleado del Instituto, Mijaíl Máslov.
Actualmente los autores de la investigación estudian la eficacia de las burbujas de hidrógeno en otros materiales (copos de grafeno y granos de carbono) y planean solicitar una patente. Los resultados están publicados en la prestigiosa revista británica Nanotechnology.
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