"El partido de Jeremy Corbyn rechaza los valores comunes que eran hasta ahora puente de nuestra división política", declaró en su intervención en el congreso conservador que concluye este 3 de octubre en Birmingham.
May recordó a los delegados su propia contribución al "mensaje de que el uso de armas químicas nunca será tolerado", ya sea en Siria o en "las calles del Reino Unido".
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Y celebró el apoyo "casi universal" del parlamento de Westminster a la "decisión de expulsar a 23 diplomáticos rusos" en represalia por la supuesta implicación de Rusia en el ataque con un agente nervioso en la ciudad inglesa de Salisbury.
El líder laborista pidió entonces pruebas de la responsabilidad del Kremlin en el intento de asesinato del doble espía ruso-británico y defendió la participación de Rusia en la investigación.
May abrió otro flanco internacional en su llamado a la unidad para impedir la "tragedia nacional" de un Gobierno dirigido por Corbyn.
"Finge ser un humanitario pero dice que la acción militar para salvar vidas solo se justifica con la aprobación del Consejo de Seguridad, efectivamente dando un veto a Rusia", dijo a los delegados conservadores.
Y añadió: "no podemos delegar nuestra conciencia al Kremlin".
May está en la cuerda floja, con la guerra declarada por el excanciller Boris Johnson a su propuesta para el Brexit y con varios ministros aprovechando la conferencia anual para promocionarse como candidatos al liderazgo del partido y la jefatura del Gobierno.
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