La declaratoria del Área Natural Protegida (APN) de Yum Balam (Señor Jaguar en lengua maya) "brinda certeza jurídica para la conservación de los procesos ecológicos en la región", de poco más de 154.000 hectáreas, que "contribuirá a garantizar el derecho a un medio ambiente sano", dijo Gustavo Alanís Ortega, presidente y fundador del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).
La nueva zona protegida alberga sitios de gran valor ambiental como la propia isla Holbox de 40 kilómetros de largo y solo dos kilómetros de ancho, donde los turistas solo puede trasladarse en carros utilizados para los campos de golf o en lanchas pero que está sometida a una gran presión demográfica.
"A finales del 2017 propusimos una tercería que ayudara a mediar los diversos intereses alrededor de la publicación del Plan de Manejo, y el reto ahora será la implementación efectiva", respetado por todos y denunciar ante la autoridad cuando se den violaciones a la declaración de APN, dijo en un pronunciamiento firmado por Greenpeace, Pro Natura, el Colegio de Biólogos, Casa Wayuu y Kanché, entre una decena de organizaciones.
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Las medidas contemplan la prohibición de residuos sólidos, incluyendo bolsas de plástico, envases, recipientes elaborados de unicel, PET y plástico en toda el ANP.
La isla ha estado durante los últimos años en la mira de inversionistas que pretenden desarrollar complejos turísticos de gran impacto, como los llevados a cabo en Cancún, 60 kilómetros al sur del Holbox.
En el caso del programa de Yum Balam, los ecologistas destacan principalmente la protección de los ecosistemas de humedal costero en Holbox "por ser hábitat de especies residentes y migratorias, área de crianza de especies acuáticas de interés comercial, sitios de protección costera y relevantes sumideros de carbono", dice el CEMDA.
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Asimismo, aplauden la protección de la laguna Conil como refugio de especies protegidas como el manatí y el delfín, además de ser un sitio de alimentación de tortuga marina, prohibiendo específicamente el dragado de la laguna y remoción de pastos.
El creciente turismo llega atraído por las prolongadas playas de arena blanca con mansas aguas cristalinas color turquesa, protegidas por arrecifes, y para la observación del tiburón ballena, especie de más de 12 metros de largo que se alimenta de plancton a partir de septiembre.
La nueva declaración ambiental prohíbe la construcción de pistas aéreas, campos de golf y grandes desarrollos, descargar aguas residuales en el mar, así como dañar los arrecifes coralinos, los pastos marinos, las playas, dunas y manglares, donde habitan tortugas marinas, cocodrilos y tiburones.