Las declaraciones del mandatario se produjeron en un contexto en que Ankara atraviesa una difícil situación económica, caracterizada, entre otros indicios negativos, por el desplome de la divisa nacional en un 40% en lo que va de año. En considerable medida, ello es fruto del deterioro de sus relaciones con EEUU, que presiona a Turquía mediante sanciones y aranceles a sus exportaciones.
"El historial de las relaciones con el FMI condujo a que Turquía llegara a la conclusión de que continuar colaborando con ese organismo no es razonable ni tampoco es eficaz", constató en conversación con Radio Sputnik Vladímir Fitin, experto en temas de Oriente Medio del Instituto Ruso de Investigaciones Estratégicas.
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A su vez, el político turco Erdzhan Ench dijo a nuestra emisora que "ninguno de los programas de ayuda ofrecidos por el FMI a Turquía y otros países en desarrollo conllevó beneficios para sus destinatarios."
"Es obvio que las recetas que da son ineficaces, así que la decisión de abandonar por completo la interacción con esa entidad es muy acertada y razonable. Volver al FMI lo único que supondría es nuevos problemas, puesto que acceder al organismo no es un paso meramente económico, sino que es algo que obliga a cumplir con exigencias políticas. Es decir, significaría para Turquía renunciar a su soberanía. Tenemos que encontrar la salida sin ceder ante Occidente", argumentó.