Los hechos ocurrieron el 11 de octubre en la base aérea belga de Florennes. Según informa el medio AvioNews, en un determinado momento el técnico abrió fuego con el cañón rotativo M61 Vulcan de uno de los F-16 estacionados en el hangar.
En la línea de fuego del caza había otro F-16 cargado, repostado y listo para volar. La aeronave 'atacada' comenzó a arder y quedó completamente destruida por una explosión.
La explosión también dañó otros dos aviones de este modelo y se estima que el coste total de los daños ocasionados por el accidente ronda las decenas de millones de euros.
Además, el comandante de la base informó a los medios de que se abrirá una investigación para determinar por qué es posible que un mecánico de mantenimiento pueda accionar el cañón del caza. Las operaciones de vuelo en la base fueron suspendidas temporalmente tras el incidente.