Los resultados del estudio, que se han publicado en BMC Microbiology, alertan de que estas bacterias tiene una capacidad de patogenidad del 79%, aunque advierten de que no se podrá confirmar hasta que no se hagan pruebas con organismos vivos, por lo que "se han de tomar ciertas consideraciones en lo que respecta a la salud en las futuras misiones", aunque no existe riesgo para los astronautas.
Los investigadores del Instituto de Tecnología de California recomiendan, sin embargo, que se mantengan las bacterias bajo control y monitoreadas. El estudio debía estudiar qué bacterias residen en la estación y comparar sus características genéticas con las de las bacterias que no han viajado al espacio.
Las cepas encontradas sí producen enfermedades en bebés recién nacidos y son muy similares a las eneterobacterias encontradas en algunos hospitales.
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Uno de los investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro y autor del estudio, Kasthuri Venkateswaran, advierte de que "los genomas de las cinco cepas (…) eran muy similares a las de las tres cepas recientemente encontradas en entornos hospitalarios en la Tierra", y añade que son resistentes a muchos fármacos.
Sin ir más lejos, en julio de 2018 un equipo de investigadores rusos señaló que las cepas sobrevivientes a bordo de la Estación Espacial Internacional mostraban "una reforzada actividad agresiva y un aumento de la resistencia ante productos antimicrobianos".
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