Después de visitar Egipto, Mohammed bin Salman realizó el 27 de noviembre un breve viaje a Túnez antes de ir a la cumbre del G20 que se celebrará del 29 de noviembre al 1 de diciembre en Argentina.
"Es imposible realizar un viaje por África del Norte sin hacer una parada en Túnez (…) el pueblo saudí estima al pueblo tunecino, las relaciones antiguas y positivas están en los intereses de los dos países y el papel de Arabia Saudí es construir lo que anteriores líderes han construido antes y eso es lo que estamos haciendo hoy", dijo el príncipe heredero a la cadena televisiva Al Arabiya.
Sin embargo, su visita no fue tan bienvenida en Túnez.
Varias organizaciones de periodistas y activistas de derechos humanos organizaron protestas contra la visita de Mohammed bin Salman en el centro de la capital tunecina.
Los participantes llamaban al príncipe 'asesino' y exigían "no vender Túnez" por la operación militar de Arabia Saudí en Yemen y el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.

El diario The Washington Post, con el que Khashoggi colaboraba como columnista, denunció que el periodista había sido torturado, asesinado y descuartizado, cuando funcionarios saudíes aún se empeñaban en afirmar que había salido de la sede diplomática.
Ante la creciente presión internacional, Riad admitió primero que Khashoggi había fallecido en "una pelea" dentro del consulado; luego, que fue víctima de "una operación no autorizada"; y, finalmente, que se trató de un crimen premeditado.
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Las autoridades saudíes detuvieron a 21 personas en el marco de la investigación, que sigue en marcha.
Arabia Saudí sostiene que el asesinato no tuvo nada que ver con la familia real, pero The Washington Post afirmó que la CIA indica en su informe al príncipe heredero como la persona que habría ordenado matar a Khashoggi.