Comienzo del fin de la globalización económica
Zelaia subraya que "frente a varias décadas en las que la globalización económica parecía un concepto, no sólo políticamente imparable, sino también casi una realidad física que se imponía por sí misma, nos hemos encontrado en estos años –y fundamentalmente diría que esto ha estallado en 2018– con un cuestionamiento del propio concepto de la globalización".
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El analista incide en que el punto de partida de esta situación era el menos esperable: el propio EEUU.
"Mientras que el concepto de globalización antes era cuestionado por parte de colectivos de oposición en Occidente, de los países en vías de desarrollo, etc., de pronto nos encontramos con que el cuestionamiento más importante en este momento ha venido desde EEUU. Esto nos sitúa ante unas coordenadas totalmente nuevas de cara al futuro a las que seguramente podemos clasificar como el comienzo del fin de la globalización".
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Para Zelaia, otro ámbito muy importante dentro de este inicio del cuestionamiento de la globalización, sería el del comienzo activo del cuestionamiento de la hegemonía del dólar. "Durante 2018 hemos visto cómo distintos países –cada vez más, fundamentalmente entre los países emergentes– han adoptado acuerdos sucesivos de comerciar entre ellos, no en dólares, sino en sus propias monedas. Y esto poco a poco va arañando la capacidad del dólar, su potencial hegemónico como moneda de reserva internacional, que ha sido un aspecto central de la economía de EEUU y de su hegemonía política.
Fin de la reactivación
Los retos están siendo muy distintos en Europa y EEUU, observa Zelaia.
"Pero después de diez años del estallido de la crisis financiera nos hemos encontrado con un período de aproximadamente tres años de reactivación, y en este momento todas las previsiones han empezado a apuntar hacia abajo, hacia una pérdida del dinamismo del crecimiento, y a la vez, a los riesgos inmediatos de estallido de la burbuja financiera".
El analista explica que esto también ha permitido constatar cuál era la realidad de fondo: la de una reactivación que ha estado soportada sobre bases falsas, en la medida en que los riesgos globales que generaron el estallido de la crisis financiera en 2008, que se plasmaban básicamente en el sobreendeudamiento y en el riesgo –no de deuda– a través de derivados financieros, se siguen manteniendo.
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"No sólo no se han reducido, sino que en algunos ámbitos se han agravado", sentencia.
El hecho de que esos riesgos estructurales se mantengan, o incluso se hayan agravado, evidencia por sí mismo el [hecho de] que esta recuperación no podía durar mucho tiempo, y ahora estamos viendo cómo de alguna forma estaba muy claramente ligada a las políticas monetarias expansivas que artificialmente han mantenido viva la economía occidental".
Fin o cuestionamiento del modelo de desarrollo occidental
Esto tiene dos aspectos, remarca Zelaia.
"Desde una perspectiva de corto plazo tenemos precisamente el hecho de que esta reactivación –la capacidad de desarrollo de la economía occidental– se estaba poniendo en marcha sin resolver los problemas estructurales que los crearon, fundamentalmente el sobreendeudamiento y el riesgo acumulado en el sector financiero".
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Son fundamentalmente el hecho de haber crecido durante décadas en base a un endeudamiento progresivo –público y privado de Occidente– desde los años '70. "Ese endeudamiento impulsa artificialmente el crecimiento con los incrementos de deuda, pero genera decrecimiento cuando hay que pagar esa deuda.
"Entonces depende hasta qué punto seamos capaces de prolongar esa situación, mantener este crecimiento, o de alguna forma es posible que estemos trasladando el problema a nuestros hijos y que hayamos crecido durante cuarenta años a costa de generar pobreza para nuestros hijos. Estamos ante la constatación definitiva del fin de ese modelo de desarrollo que no da más de sí", sentencia Adrián Zelaia.
Fin de la política monetaria expansiva
Lo que ha ocurrido es que a partir del año 2012, tanto Europa como EEUU han desarrollado una política monetaria expansiva radical en dos direcciones: en la creación de más dinero a través de préstamos que se dan fundamentalmente para alimentar el sector bancario, y por otro lado reduciendo los tipos de interés a cero.
"Se han mantenido así hasta ahora, durante seis años aproximadamente en Europa, cuatro o cinco años en EEUU".