En las últimas dos décadas, Pyongyang hizo un verdadero cambio de rumbo en sus exportaciones. Si a principios de la década de los 90 una parte considerable de las exportaciones correspondía a productos textiles y electrónicos, en la del 2000 empezó a reducirse para dar paso a los minerales.
A día de hoy, más de la mitad de las exportaciones está representada por carbón, minerales de hierro, plomo, zinc, etcétera. La tasa de productos electrónicos en las exportaciones, a su vez, ha bajado de casi el 22% en 1995 al 2% en 2016.
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Culpa de las sanciones
El cambio en la estructura exportadora no se circunscribe a las decisiones del Gobierno de Corea del Norte, explicó en una entrevista con Sputnik Evgueni Kim, analista de origen coreano de la Academia de Ciencias de Rusia.
Los intentos de salir al mercado internacional para esquivar las sanciones han fracasado.
"Hace un par de años, una empresa sueca compró un lote de jeans y luego trató de venderlo, pero pronto tuvo que retirar el producto. Muchas cosas que se podrían vender no se venden precisamente por esta presión", explicó Kim.
Las autoridades norcoreanas no han logrado modernizar su capacidad productiva al mismo nivel que su poderío militar. En otras palabras, les han faltado fondos para actualizar sus instalaciones de fabricación.
"Otro obstáculo importante a las exportaciones es la falta de desarrollo del sistema de transporte en Corea del Norte, que también tiene que ver con las medidas económicas introducidas contra el país. Como consecuencia, las cargas tardan mucho tiempo en llegar a su destino", señaló.
Limar asperezas con el 'hermano' del sur
El acercamiento entre la Administración de Moon Jae-in y de Kim Jong-un no es una mera coincidencia. En la época del presidente surcoreano Roh Moo-hyun —en el cargo entre 2003 y 2008—, Moon Jae-in era el director de la Secretaría de la Presidencia —concretamente entre 2007 y 2008—. Justo en este período, la parte surcoreana visitó Pyongyang. Hubo un intento de acercamiento. Los miembros del Gobierno surcoreano actual negociaron en aquella época con Corea del Norte para estrechar lazos comerciales.
Entonces tenían un puñado de propuestas y ahora tienen esa capacidad, subrayó Evgueni Kim. Se trata de un proyecto intercoreano de gran envergadura: el Complejo Industrial de Kaesong. Esta instalación contaba con 123 empresas surcoreanas, que empleaba a unos 53.000 norcoreanos.
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"El cierre perjudicó a ambos países. La mayor parte de las empresas presentes en Kaesong eran negocios pequeños o medianos, y las mismas compañías desean regresar y reanudar sus operaciones allí hoy. Esta iniciativa les parece muy atractiva, porque los salarios que pagan en Kaesong son minúsculos en comparación con los del sur", aclaró.
Evidentemente se trata de un negocio muy ventajoso. Los trabajadores de Corea del Norte, a diferencia de los del sur, son más disciplinados y nunca participan en huelgas, profundizó Kim.
"Muchos propietarios de compañías sueñan con que las puertas se abran y con entrar a Corea del Norte y luego instaurar sus reglas. Bueno, no conseguirán conquistarla de esta manera", expresó.
Más allá de la península
"Corea del Norte goza de yacimientos considerables de caliza y metales de tierras raras, algo que atesora una gran importancia para el desarrollo de productos electrónicos. Tiene sitios que esperan inversiones y donde es posible ganar cantidades enormes de dinero. Pero la situación actual no lo permite", dijo Evgueni Kim.
Rusia desarrolla activamente sus tierras en el Lejano Oriente y para estos fines requiere mucho hormigón. Y podría suministrárselo Corea del Norte con la caliza que tiene a su disposición, sugirió Evgueni Kim.
También Pyongyang puede poner en el mercado una amplia variedad de frutos. En el pasado solían venderlos en las zonas adyacentes a la URSS, el actual territorio del Lejano Oriente ruso.
El caso de Japón es bastante peculiar, porque enfrenta un problema grave: el calentamiento global.
"El agua cerca de las costas de Corea del Norte se está calentando y los peces que solían poblar la zona cercana al sur de la península se mueven hacia el norte. Japón tiene grandes necesidades de pescado, de manera que Pyongyang podría ocuparse de la tarea y vender el pescado tanto a Tokio como a Seúl", vaticinó.
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Pyongyang podría ampliar su cooperación y tendría bastante éxito con los países de Sudeste Asiático.
Corea del Norte, entre otras cosas, afronta una especie de bloqueo naval. Las embarcaciones que atracan en los puertos norcoreanos no pueden ir después a los del sur.
"Pyongyang no realiza desde hace un año pruebas nucleares ni de misiles. Sería adecuado retirarle las sanciones. Así su economía prosperaría. No cabe duda de que el país, que ha sido capaz de desarrollar sus fuerzas nucleares bajo el régimen de sanciones, es apto para robustecer su economía en unas nuevas condiciones", concluyó.
El embajador de Rusia en Corea del Norte, Alexandr Matsegora, expresó a mediados de noviembre el deseo de su país de mitigar gradualmente el régimen de sanciones a Pyongyang y aseguró que Moscú está dispuesto a participar en las garantías de seguridad a Corea del Norte.
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