De acuerdo con el diseño original del K-3, el torpedo de 1,5 metros de calibre tendría una ojiva termonuclear diseñada especialmente para destruir la infraestructura costera del enemigo, es decir, las bases navales y los puertos.
El uso del megatorpedo, sin embargo, terminó siendo considerado ineficaz, detalló Radiy Shmakov, diseñador principal de los submarinos nucleares rusos de las generaciones 10 y 2, al canal ruso Zvezda.
Te puede interesar: Tragados por el fuego: el triunfo y la tragedia del primer submarino nuclear de la URSS
"La peculiaridad del uso en combate del megatorpedo era la pequeña distancia al objetivo desde el cual se podía realizar el lanzamiento. Así que era necesario acercarse a la costa del enemigo", detalló Vladímir Dorofeev, director de la oficina de diseño naval Malaquita.
Como las zonas costeras eran —y siguen siendo- las áreas donde las defensas antisubmarinas estaban más altamente desarrolladas, la probabilidad de destrucción del submarino era bastante grande. Por esa razón, se decidió abandonar el ambicioso proyecto del megatorpedo submarino, reveló Dorofeev.