Según la investigación, el mexicano avisó del asalto al FBI en Nueva York con la intención de facilitarles el material audiovisual que supuestamente habían robado de la Embajada norcoreana. Ahora que De la Mata ha levantado el secreto de sumario, se sabe que los delitos que pesan sobre los asaltantes son los de allanamiento de morada, detenciones ilegales, lesiones, falsificación documental, amenazas y robo por organización criminal.
Uno de los trabajadores de la embajada logró saltar por la ventana y escapar del edificio y, gracias a un ciudadano, solicitar asistencia sanitaria y policial. Cuando el Servicio de Asistencia Municipal de Urgencia y Rescate (Samur) se presentó en el lugar, el propio Hong los recibió con una chaqueta y un pin con la cara del presidente de la República Popular de Corea. Dijo ser un alto representante de la misión diplomática, tras lo cual se retiraron.
Se apunta también a que después de huir de la embajada, los asaltantes se dividieron en cuatro grupos y a que entre ellos había un ciudadano estadounidense llamado Sam Ryu y otro surcoreano llamado Woo Ran Lee. El mexicano huyó a Lisboa y de ahí a Nueva Jersey el 23 de febrero, desde donde contactó con el FBI cinco días después del asalto, según el sumario.
De la Mata también señala que Hong compró en una tienda de Madrid cinco fundas de pistola de extracción rápida, cuatro cuchillos de combate, seis pistolas simuladas HK, una sobaquera, cuatro gafas de tiro, cinco linternas tácticas y cinco grilletes, según adelanta El Confidencial.
El juez no relaciona en su investigación al grupo de asaltantes con ningún servicio secreto de inteligencia extranjero, si bien desde el Centro Nacional de Inteligencia español (CNI) se cree que el grupo actuó apoyado por la CIA.
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