No se trata de tocamientos de carácter sexual; tampoco se le acusa de acoso. Pero las mujeres que han denunciado la actitud de Joe Biden afirman haberse sentido "incómodas" con su actitud. Tocar los hombros, la espalda o las manos… un "natural toucher". Biden se ha convertido en objeto de bromas no solo de Donald Trump, sino de los principales programas de humor en las cadenas de televisión que desde hace años solo fijaban como víctima de sus burlas al actual inquilino de la Casa Blanca.
La primera en reprocharle su falta de adecuación a los tiempos presentes fue Nancy Pelosi, poderosa líder demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes. Pelosi, con 78 años, considera, de todos modos, que las acusaciones de varias mujeres contra Biden "no le descalifican" en su todavía no anunciada candidatura a las presidenciales, pero que debería adaptarse a las normas de los nuevos tiempos.
"Te queremos, pero no te presentes"
Los medios de comunicación pro-Partido Demócrata, la mayoría, ha iniciado la campaña para desaconsejar la candidatura del que fuera vicepresidente de Barack Obama. Una campaña que podría resumirse en "eres buena persona, te queremos, pero mejor no te presentes; gracias".
Se abren las hemerotecas y videotecas ahora para recordar que Biden tuvo una actitud desconsiderada cuando Anita Hill denunció al candidato al Tribunal supremo, Clarence Thomas, por acoso sexual en 1991. Joe Biden era entonces presidente del Comité de Justicia del Senado. Dijo después sentirse mal por su actitud, pero se subraya ahora que nunca se disculpara directamente con Hill.
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Se desempolvan los archivos para denunciar que Biden impulsó una dura ley contra la delincuencia en 1994 que dio pie a la encarcelación de miles de ciudadanos negros. Se le reprocha su falta de corrección política cuando declaró que Obama era "el primer afroamericano brillante, elocuente y guapo".
También se considera un pecado histórico su apoyo a la guerra contra Irak, y se le hace corresponsable del colapso financiero de 2008 por haber firmado la ley Glass-Steagall, que propició la desregulación de la banca. Toda una serie de argumentos aireados más por sus "allegados" que por el bando republicano, lo que a muchos empuja a pensar que Biden es víctima de una conjura de su propio partido, empezando por el ala izquierda.
Hombre, blanco, anciano y heterosexual
Donald Trump no desaprovechó la penitencia que vive Biden para bromear y "desearle suerte". "Le están tratando bien los socialistas", ironizó. Los estrategas republicanos se regocijan al comprobar las dudas del Partido Demócrata, donde algunos siguen especulando con oponer al concepto "hombre, blanco, viejo y heterosexual", al opuesto: "mujer, nativa, afro o latina, joven y no hetero".
Si los demócratas continúan pensando en dirigirse a los votantes jóvenes, a las minorías étnicas y a las mujeres, perderán a los millones de "viejos" que acuden en masa a ejercer su voto, a los blancos, y a los desheredados de la América que no se levanta cada mañana ansiosa por leer el editorial del New York Times.
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El Partido Demócrata sigue con su desfile de candidatos, más obsesionado con saber quién será el menos malo para soportar los ataques y las burlas de Trump, que preocupado en ofrecer un programa atractivo no solo para mantener a su electorado, sino también y, sobre todo, atraer a quienes hace tres años despreciaron o ignoraron la apuesta representada por Hillary Clinton.