Cada vez con mayor frecuencia se habla del crecimiento de las iglesias evangélicas, pentecostales y neopentecostales en todo el mundo, con especial virulencia en América Latina.
La periodista argentina Diana Cariboni, redactora jefa de la Mesa Américas de Sputnik, acaba de ganar el Premio Nacional de Prensa Escrita Marcelo Jelen por un trabajo publicado a fines de 2018 en la revista Noticias-Uruguay, titulado: 'El género es el nuevo demonio'.
"En un primer momento del siglo XX estaban totalmente negados a la vida pública porque lo consideraban algo totalmente impuro que los podría contaminar. Pero cambiaron de estrategia y la actual es muy agresiva en la arena pública donde se definen como los únicos que pueden salvar a la humanidad de su destrucción", resumió Cariboni.
En este sentido, remarcó que el cambio de actitud fue a raíz del avance legislativo en materia de derechos sociales y civiles, que históricamente habían sido marginados.
"Ellos ven como una gigantesca operación de destrucción de la familia tradicional el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, la inclusión de las políticas de género en las políticas públicas de los Estados y los organismos internacionales", explicó la investigadora.
En la misma línea, apuntó que se oponen a las leyes de interrupción del embarazo y a que se reconozcan "los mismos derechos que tienen las personas heterosexuales para la comunidad LGBT".
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El informe de Cariboni, que viene investigando este proceso desde hace varios años, incluyó el acceso subrepticio al Segundo Congreso Sudamericano por la Vida y la Familia, que se realizó en Punta del Este, Uruguay, en noviembre de 2018. Participaron más de 400 pastores y militantes evangélicos, muchos de ellos legisladores provenientes de distintos países de la región.
Allí definieron la contienda que libran contra el feminismo y la diversidad sexual, y entre otras cosas discutieron si era más conveniente fundar partidos políticos propios o aprovechar las estructuras ya existentes en base a ofrecer el apoyo de sus fieles a determinados candidatos.
"Ellos no tienen pruritos en pertenecer a un partido o a otro y tienen claro que muchas veces los líderes y los partidos políticos los usan. O sea, van a las comunidades evangélicas y les piden su apoyo, se declaran provida o manifiestan algunas posiciones que puedan parecer afines y después, en el ejercicio del poder los terminan traicionando. Entonces ellos actúan con el mismo pragmatismo", ilustró Cariboni.