Cabezas de cabra degollada, velas consumidas y charcos de sangre en el suelo. El imaginario colectivo recurre a imágenes semejantes cada vez que alguien menciona la palabra satanista. Pero nada más lejos de la realidad.
"Somos parte de la comunidad y tratamos de que la gente vea que no somos el lado feo de la religión. Promovemos valores con hechos más que con palabras", dijo a Sputnik Amdusias, líder de la Orden Satanista de México. En demonología, el nombre que utiliza remite a un ser representado como un humano con cabeza de unicornio y garras en lugar de manos y pies.
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Profesar este credo en un país como México es todo un desafío. Casi un cuarto de la población mayor a 18 años no le rentaría un cuarto de su vivienda a una persona de religión distinta a la suya, según cifras del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Dicha estadística cobra mayor relevancia cuando se cruza con otro dato, casi el 90% de la población se considera católica, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Según el sitio especializado sectas.org, el satanismo es una religión centrada en el culto y devoción a Satanás o Lucifer. Se trata de un sistema de creencias que se expresa en símbolos, rituales, liturgias, y se sustenta en tradiciones, doctrinas y libros considerados sacros por sus adeptos. La deidad venerada viene de la tradición judeocristiana clásica que representa a Satanás como una figura que encarna el Mal Absoluto en oposición a Dios, representación del Bien Absoluto.
"No vemos a Satanás como una deidad, sino como un símbolo. Tu gobiernas tu vida, como Satán, no tu vida a ti como nos quieren hacer creer con conceptos como 'si dios quiere' y ese tipo de aberraciones", enfatizó el líder de la agrupación cuyo símbolo lleva inscriptas las palabras 'Supra omnia veritatem', la verdad ante todo.
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Si bien la orden que conduce Amdusias fue fundada en 2016, aún no fue inscripta en los registros estatales. "Hacerlo implica trámites interminables. Son trabas tras trabas tras trabas. Es muy difícil tener libertad de culto en México, a menos que creas lo que ellos quieren no se puede", indicó.
En México estas creencias se hacen fuertes en estados como Nuevo León, Tamaulipas y Chihuahua. En el sureste mexicano y zonas costeras el satanismo se fusiona con otras creencias ocultistas. En Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey se incrementó su práctica aunque continúa siendo un credo marginal.
Como cualquier culto, los satanistas necesitan un templo, pero no todos respetan esa idea. "Teníamos uno pero la gente es muy fanática y nos agrede, nos pintan las paredes con frases como 'Jesús te ama'. Hay mucha intolerancia, algo contra lo que nosotros luchamos por principio", señaló Amdusias.
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Por ahora deben conformarse con un lugar privado para realizar sus ceremonias "que no tienen nada que ver con derramamientos de sangre". Al contrario del cristianismo, el satanismo, creado por las brujas del medioevo que eran perseguidas y quemadas por la Inquisición, da un lugar central a la mujer: el altar.
"Son la parte vital de la vida. Hacemos ceremonias para la abundancia. Mucha gente piensa que vamos a sacar un conejo del sombrero cuando hablamos de magia, pero la magia es el uso de la psiquis para la autosuperación. Usamos el ritual para potenciar; el psicodrama facilita el trabajo con el inconsciente", explicó.
Muchos de los grupos satánicos que existen en la actualidad se presentan como una alternativa a una iglesia cristiana plagada de escándalos de pederastia.
"El cristianismo le hizo mucho daño a la humanidad pero no por ello vamos a ir quemando iglesias. Nuestra batalla se gana a base de valores y superación personal. Proponemos la responsabilidad propia y la aceptación de los defectos propios y la intención de superarlos. No es algo fácil, el satanismo no es para todos. Aún así tenemos nuestras puertas abiertas a quien quiera acercarse", concluyó.