Esta última, la del 26 de abril, la red LIGOVirgo la detectó gracias a otra fuente de ondas que podría tratarse del resultado de la colisión de una estrella de neutrones y de un agujero negro: un evento nunca antes observado.
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Se estima que la posible colisión entre la estrella de neutrones del 26 de abril y el agujero negro —al que le han dado el nombre de 'S190426c'— tuvo lugar mucho más lejos. Aproximadamente a unos 1.200 millones de años luz de nuestro planeta. Por suerte, fue visto por las tres instalaciones de la red LIGOVirgo y eso ha ayudado a estrechar el cerco de su ubicación. Los astrónomos 'solo' deberán analizar el 3% del cielo.
"El universo nos mantiene alerta", señala Patrick Brady, portavoz de LIGO y profesor de física en la Universidad de Wisconsin-Milwaukee en la misma nota de prensa.
"Tenemos especial curiosidad por el candidato del 26 de abril. Desafortunadamente, la señal es bastante débil. Es como escuchar a alguien susurrar una palabra en un café lleno de gente. Puede ser difícil distinguir la palabra o incluso asegurarse de que la persona susurró algo de verdad. Llevará algún tiempo llegar a una conclusión sobre lo ocurrido", señala.
Lo sorprendente es que estos dos descubrimientos llegan pocas semanas después de que LIGO y Virgo volviesen a entrar en funcionamiento. Los centros, situados en Italia y en Estados Unidos, reanudaron sus operaciones el 1 de abril tras someterse a una serie de mejoras para aumentar su sensibilidad a las ondas gravitacionales.
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