"Intercambiamos opiniones y reflexiones, nuestros servicios especiales también mantienen contacto y lo mantendrán, debatieron igualmente esos temas, el problema se eliminó", dijo Cassis en una rueda de prensa tras una reunión con el canciller ruso, Serguéi Lavrov.
Para el diplomático, se trata de una cuestión que ya fue solucionada en noviembre del año pasado, y por lo tanto es un "tema cerrado".
El Laboratorio Spiez, uno de los centros científicos que sirven de referencia a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ, con sede en La Haya), llevó a cabo en los últimos meses varios peritajes relacionados con el uso de sustancias tóxicas en Siria y el envenenamiento del exagente británico Serguéi Skripal con una presunta toxina en Salisbury, el Reino Unido.
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La portavoz del Servicio Federal suizo de Inteligencia (NDB), Isabelle Graber, confirmó que las autoridades conocían el caso y que los presuntos espías rusos en La Haya fueron descubiertos y expulsados.
El Ministerio de Exteriores de Rusia calificó entonces esas acciones de "propaganda orquestada" y aseguró que la "campaña de espionaje antirrusa" desatada causaba graves daños a las relaciones bilaterales.
Para la Cancillería rusa no resulta de ningún modo una casualidad que el Ministerio de Defensa de Países Bajos hubiera realizado declaraciones al respecto justo antes de la sesión de la OPAQ del pasado 9 de octubre.
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La Embajada rusa en Suiza advirtió que las noticias sobre la expulsión de sospechosos de origen ruso resultaban falsas y absurdas, pero podía tratarse de una filtración de turno que se inscribía en la atmósfera de histeria desencadenada por el caso Skripal, ocurrido seis meses antes.