"Esperamos que el Gobierno de Georgia tome conciencia lo antes posible de lo desafortunado y peligroso que es seguir azuzando la histeria antirrusa", puntualizó el canciller en declaraciones al periódico Argumenti i Fakti.
Lavrov celebró que las autoridades del país caucasiano condenaran la "vergonzosa actuación" de una televisión local, cuyo presentador profirió una serie de insultos y obscenidades contra el presidente ruso, Vladímir Putin.
"Esperamos que las autoridades georgianas sepan estabilizar la situación social y política en el país y eliminar las amenazas existentes para la seguridad de los rusos", prosiguió el ministro ruso.
En caso de que esto ocurra, añadió, "se darán las condiciones necesarias para considerar la revocación de las medidas de precaución adoptadas por Rusia, incluida la prohibición de los vuelos a Georgia".
"Queremos amistad y cooperación por el bien de los ciudadanos de Rusia y Georgia", enfatizó.
"Estoy convencido de que su pueblo (de Georgia) no ve como enemigos a los rusos. (...) Estoy seguro de que con el tiempo todo volverá a su cauce y nuestros países recuperarán las relaciones de buena vecindad", concluyó.
El 21 de junio, el presidente ruso, Vladímir Putin, firmó un decreto que suspende los vuelos de las compañías aéreas rusas a Georgia y los de las aerolíneas georgianas a Rusia desde el 8 de julio.
La medida se tomó ante un aumento de la tensión entre Rusia y Georgia, después de que el 20 de junio un grupo de radicales irrumpiera en el Parlamento georgiano y atacara al legislador ruso Serguéi Gavrílov, quien presidía la sesión inaugural de la Asamblea Interparlamentaria de la Ortodoxia.
A los activistas radicales de la oposición les escandalizó que el diputado ruso, al que algunos medios georgianos acusan de haber apoyado a los independentistas abjasios, se sentara en el sillón del presidente durante el foro.
Frente a la sede legislativa se produjeron choques violentos entre elementos radicales y la policía, que utilizó balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
La presidenta georgiana, Salomé Zurabishvili, declaró a Rusia "enemigo e invasor" del país y la acusó de aprovecharse de las protestas.
Moscú rechazó estas declaraciones y condenó la agresión contra la delegación rusa, que catalogó de "provocación rusófoba".