"Nunca olvidaré el hecho de que los migrantes japoneses y sus descendientes superaron numerosas dificultades con laboriosidad y sinceridad, estableciendo sus vidas en diferentes ciudades, y echaron sólidamente sus raíces en la sociedad boliviana", dijo en su discurso la princesa, sobrina mayor del emperador Naruhito.
La princesa pidió a las autoridades bolivianas y a los inmigrantes japoneses reflexionar sobre la experiencia de las colonias niponas, "trasmitir enseñanzas a las nuevas generaciones" y reforzar los lazos entre los dos países.
En el acto, transmitido por la televisión estatal, Mako entregó distinciones a una docena de inmigrantes destacados y dirigentes de las organizaciones de japoneses en Bolivia, y se leyeron mensajes de felicitación del Primer Ministro y del Canciller de Japón, Shinzo Abe y Taro Kono, respectivamente.
García calificó como "respetuosa, constructiva y laboriosa" a la comunidad asiática asentada en el país, asegurando que bolivianos y japoneses comparten el respeto a las culturas ancestrales y a la naturaleza.
Una segunda migración japonesa ocurrió a partir de 1954 y se concentró en el departamento de Santa Cruz, donde los asiáticos levantaron colonias que en pocos años destacaron en la producción de arroz, trigo, caña de azúcar y soya.
Japón brinda asistencia económica y técnica a Bolivia, además de ayuda financiera, destacando actualmente un crédito de 550 millones de dólares para un proyecto geotérmico en el altiplano próximo al salar de Uyuni.
Actualmente, según la embajada nipona, hay en Bolivia unos 13.000 japoneses.