EEUU comenzó a reescribir la historia el pasado 2 de agosto cuando provocó la cancelación del acuerdo sobre la destrucción de proyectiles de alcance medio y corto, momento en el cual el Pentágono anunció el inicio del desarrollo de ese tipo de misiles que precisamente estaban prohibidos en dicho acuerdo.
Pasaron pocos días y EEUU probó un misil de crucero. El Pentágono señaló que se trató de una versión de lanzamiento modificada de un Tomahawk de la Marina que se realizó desde la isla San Nicolás en el estado de California.
El analista internacional Enrique Refoyo opina que "claramente estamos ante una nueva Guerra Fría donde los misiles vuelven a ser el centro de las máximas atenciones porque vuelven a ser el principal activo militar con que cuentan las superpotencias".
"En torno a eso están los debates por el lado de EEUU y de Rusia, pero también de otros países como Irán o Corea del Norte con sus programas de misiles", expresa el analista.
Moscú denuncia el juego de Washington
"Todo esto no ofrece dudas sobre cuáles son los verdaderos planes de EEUU: deshacerse de las restricciones establecidas y desatarse las manos para desplegar misiles previamente prohibidos en varias regiones del mundo".
Para Refoyo "en definitiva, o es una Segunda Guerra Fría, o una Nueva Guerra Fría, pero en cualquier caso volvemos a esa dialéctica de los misiles en la cual, esos misiles, con cargas convencionales o nucleares, se convierten en el activo de la política exterior militar".
El pedido de Putin
Entonces, el jefe de Estado ruso hizo el llamado: "Ordeno al Ministerio de Defensa de Rusia, al Ministerio de Exteriores y otros departamentos específicos a analizar el nivel de amenaza creada por las acciones de EEUU para nuestro país y tomar medidas exhaustivas para preparar una respuesta simétrica".
Sin embargo, Putin recalcó que Rusia sigue estando abierta a dialogar con EEUU para restablecer la confianza y fortalecer la seguridad internacional y asimismo destacó que Rusia nunca quiso, no quiere y no va a involucrarse en una carrera armamentista, "costosa y dañina" para su economía.
Refoyo incide en que este tipo de armamentos que EEUU ha probado, "básicamente significa que puedes golpear el territorio de otro país al completo en un tiempo muy reducido, y sin tener 'nada más' que lanzar esos misiles: es decir, no hay que llevar tropas de desembarco, una fuerza de invasión. Es la mayor capacidad de destrucción posible, en el menor tiempo posible, con el menor gasto de recursos humanos posible", concluye el analista.
EEUU, el reincidente
Pactado en 1972, dicho tratado fue sellado para limitar el número de misiles antibalísticos. En el año 2002 EEUU también lo abandonó de forma unilateral, lo que puso en peligro la disuasión nuclear, de acuerdo al Kremlin.
Esta forma de funcionar, según Refoyo, "siempre fue así para grandes potencias, en especial EEUU: suscribir acuerdos con los que concordar mientras las condiciones se mantengan. Cuando las condiciones empiezan a ser desfavorables para sus intenciones e intereses, los pactos serán cancelados".
"Esta es la fórmula clásica que EEUU sigue aplicando”", sentencia Enrique Refoyo.