"Aquí trabajan unas 50 personas, contamos con tres máquinas, el dinero para las restauraciones fue enviado desde Japón", dijo el empleado.
Amru destacó la importancia de recibir ayuda de Tokio, pues anteriormente el único país que apoyaba a Damasco en las obras de reconstrucción era Rusia.
Sin embargo, hay algunos vendedores que han decidido reparar por sí solos su puesto en el mercado, sin esperar a que termine la reconstrucción, y entre ellos se encuentra Mohamed Kubliawi, un experto en marroquinería.
"Me entregaron unas 800.000 libras [cerca de 1.150 dólares] para reparaciones: ya puse los cristales, compré una estantería nueva, en cuanto terminen las obras en todo el mercado, comenzaré las ventas", aseguró el comerciante.
Kubliawi reveló que comenzó su labor en el gran mercado en 1973 como zapatero, reparando calzado, y más tarde empezó a hacer marroquinería y compró un puesto.