Los excesos de costos, las pobres ventas y las múltiples retiradas de sus autos del mercado condujeron a que el valor de la empresa se desplomara un 74% tras haber alcanzado su máximo de 11.900 millones de dólares en el 2018. Se espera que el monto total de pérdidas alcance los 5.700 millones de dólares por primera vez desde el 2014, año en el que el empresario chino William Li la fundó, opinan varios analistas citados por la agencia Bloomberg.
Si bien la empresa de inversión china Tencent y William Li invirtieron unos 100 millones de dólares en NIO en septiembre, la situación actual del mercado automovilístico chino está caracterizada por enormes flujos de capitales. Eso implica que "este dinero no durará mucho tiempo", opina el fundador y primer ejecutivo de la compañía Automobility, Bill Russo.
Otro desafío al que deberá enfrentarse NIO serán los planes que tiene para China su competidor estadounidense, Tesla. Este año la empresa de Elon Musk planea comenzar la producción de sus autos en el país asiático. Un paso que le permitirá a la compañía norteamericana reducir los precios de sus vehículos.
"NIO no se colocó en el lugar correcto. No soy optimista sobre su futuro a largo plazo", aseveró a Bloomberg el fundador de la consultoría AutoForesight, Yale Zhang.
El revés que experimenta NIO ilustra las crecientes voces que alertan de que China ha creado una burbuja en el mercado de los vehículos eléctricos que puede explotar en cualquier momento. A día de hoy el país asiático se atribuye la mitad de las ventas mundiales de autos eléctricos. Precisamente estas se desplomaron en julio y agosto, lo que generó preocupación acerca de la salud de uno de los pilares más importantes del mercado automovilístico de China.
Mientras el sector automovilístico del gigante asiático ha ido contrayéndose durante los últimos 14 meses, Pekín ha ido reduciendo gradualmente los subsidios ofrecidos a los fabricantes desde 2017. Es una medida con la que se espera ayudar a que una industria relativamente joven se mantenga en pie y que se evite así la explosión de la burbuja. No obstante, la falta de apoyo estatal ha socavado su crecimiento y ha empujado a los mayores productores como BYD a preocuparse por la caída en sus ingresos.