En el techo metálico del microestado rebotaban los golpes de los tambores multiplicados al infinito en un latir sincopado y caótico. Los cánticos eran ensordecedores y eufóricos; a fin de cuentas, los presentes estaban siendo testigo de un hito en la historia de la organización sindical en Argentina.

“Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”, cantaba el espíritu obrero. “Vamos a volver”, entonaban los corazones peronistas. No es que fueran personas diferentes sino que los cánticos este día unieron consignas que no siempre están igualmente representadas.
Alberto Fernández fue el invitado estrella, junto con el diputado Máximo Kirchner, hijo de la compañera de fórmula del Frente de Todos, la senadora y expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y la candidata a vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, Verónica Magario.
📷 Militantes esperan la llegada del candidato del @FrenteDeTodos Alberto Fernández @alferdez al histórico Congreso de la Central de Trabajadores de la Argentina @CTAok, que anunció su reunificación con la Confederación Sindical #CGT después de 28 años 🇦🇷
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) October 3, 2019
#⃣ #Argentina pic.twitter.com/OgEOVrCfGj
También destacaron la presencia de pesos pesados de la CGT como el referente camionero y sindicalista más poderoso de Argentina, Hugo Moyano, y quien se supone podría ser el próximo secretario general de esta confederación, el bancario Sergio Palazzo.
Nadie unió tanto a las diferentes corrientes del peronismo y el sindicalismo como Mauricio Macri. En el microestadio del club Lanús, en ese distrito del conurbano bonaerense, el Congreso de la CTA, que conduce el histórico referente de los trabajadores de la educación Hugo Yasky, anunció lo que muchos consideraban imposible.

Después de casi tres décadas de ruptura con la CGT, el brazo principal de la CTA votó a favor de volver al seno de la principal agrupación gremial del país en una jornada histórica unida en la esperanza de consolidar el poder del peronismo frente a las fuerzas del oficialismo.
"Hoy los argentinos tienen una nueva oportunidad, el derecho de tener un presidente y una vice que vienen de la entrañas del pueblo. El movimiento obrero y sindical estuvo en la calle durante estos cuatro años, para recuperar la justicia social, la solidaridad, el trabajo digno”, dijo Yasky en su presentación.
Histórica unidad del sindicalismo en #Argentina. La #CTA votó por unanimidad volver al seno de la #CGT después de casi 30 años de ruptura y apoyar la candidatura a presidente de Alberto Fernández @alferdez por el @FrenteDeTodos pic.twitter.com/DadsbHLdmZ
— Sputnik Reporteros (@Sputnik_Report) October 3, 2019
“El daño que le hizo al país la salida de la convertibilidad es tan grande como el daño que nos causaron cuatro años de macrismo. La deuda que contrajo Macri en un año y medio es seis veces la deuda acumulada por décadas que le pagamos al FMI en 2005”, remarcó Fernández, que fue jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, en sus palabras al público.
Historia de una relación conflictiva
La CGT es una de las instituciones más importantes de la Argentina y, en lo que se refiere al poder político y de organización gremial, probablemente se trate de una de las conglomeraciones más significativas del mundo y la historia.
Pero la potencia de este organismo cambió para siempre con la llegada a la presidencia del general Juan Domingo Perón, un líder político que fundamentó su poder en la relación con las clases trabajadoras a través de su estrecha conexión con la CGT. Su interlocutora: "Evita", la primera dama.
El derrocamiento de Perón en 1955 y los sucesivos golpes de Estado que se vivieron en Argentina hasta la instauración definitiva de la democracia en 1983 marcan también el pulso del lugar que tuvo la lucha sindical en la configuración del devenir político nacional.
Curiosamente, es también el rechazo a las medidas neoliberales sobre lo que se basa la reunificación de las dos principales corrientes obreras, que comparten la necesidad de ofrecer resistencia ante el Gobierno de Mauricio Macri, quien busca su reelección.
La CTA tuvo su propia crisis y división interna. En 2011, el gremio de trabajadores estatales ATE produce el quiebre y forma la CTA Autónoma, por diferencias con la conducción de Yasky y su apoyo a la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Este acto significó el fin de esta división al contar con la presencia de referente de quien encabezará la CTA alternativa, Pablo Micheli.