Allí, los médicos descubrieron que el recuento de glóbulos blancos de Keirra era muy alto. Las pruebas revelaron que el organismo de la joven estaba luchando contra la fascitis necrosante que había desencadenado la sepsis, un síndrome potencialmente mortal originado por una infección.
"La primera cirugía me la practicaron para eliminar el 40% de la masa muscular de mi brazo, pero la sepsis continuó extendiéndose. Estaba en una condición crítica cuando mis riñones comenzaron a cerrarse y la parte superior de mi brazo se volvió", relata Eames citada por The Sun.
Más tarde, los médicos barajaron la posibilidad de amputarle ambos brazos, pero su marido, Tyler, se lo prohibió con la esperanza de que el izquierdo se pudiese salvar.
La fascitis necrosante es una infección bacteriana poco común que puede ser letal y que se propaga rápidamente por todo el cuerpo. Las heridas en la piel pueden permitir que las bacterias de la fascitis necrosante entren en el organismo.
Las aberturas en el cuerpo pueden ser, por ejemplo:
- Cortes y raspones.
- Quemaduras.
- Picaduras de insecto.
- Heridas punzantes (como las causadas por el uso de drogas intravenosas).
- Heridas quirúrgicas.
Sin embargo, las personas pueden contraer fascitis necrosante después de una lesión que no abra la piel (como una contusión o una magulladura). La misma Eames reveló que no sabe exactamente cómo acabó contrayendo la enfermedad y que probablemente nunca lo sabrá.
"Tyler ha sido mi mayor apoyo y nunca se apartó de mi lado. No puedo agradecerle lo suficiente que dijese que no a que me amputasen el otro brazo. No puedo tener una prótesis para el derecho porque no hay nada a lo que pueda sujetarla, así que he tenido que aprender a adaptarme. Mis hijos Ryder, de seis años, y Dash, de dos, son quienes más me animan", confiesa la joven madre.