Paradójicamente, en 1984 el psicólogo estadounidense James Flynn calculó que entre 1932 y 1978 el coeficiente intelectual en EEUU había aumentado casi 14 puntos.
El deterioro global del intelecto
Pero en 2018, un grupo de científicos noruegos descubrió que a partir de la década de los 70 el coeficiente intelectual había empezado a disminuir paulatinamente siete puntos en cada generación. Ellos llegaron a esta conclusión tras analizar los resultados de pruebas de IQ de más de 700.000 personas.
A su vez, un grupo de científicos españoles efectuó otra investigación y midió el contenido de sustancias perniciosas que se encontraba en el aire de 39 escuelas primarias de Barcelona y realizó una prueba IQ de sus alumnos. Los resultados señalaron que los escolares procedentes de barrios con un aire más limpio tenían un mejor intelecto.
A la misma conclusión llegaron sus colegas británicos de la Universidad de Lancaster tras haber analizado el intelecto de 18.000 niños. Resulta que los niños con discapacidad cognitiva viven de una manera más frecuente en lugares con aire contaminado.
Midiendo tamaños
No es un secreto que los humanos del Paleolítico Superior y los neandertales tenían el cerebro más grande que el nuestro. En promedio, el volumen del cerebro de nuestros antepasados superaba los 1.500 centímetros cúbicos frente a los 1.425 actuales.
Por el contrario, las personas de ahora viven en condiciones muy cómodas: tienen ropa y comida y almacenan todos los conocimientos acumulados por otras generaciones en medios digitales. En estas circunstancias, el cerebro, que suele consumir hasta un 20% de energía, ya no necesita realizar tantas funciones. Esta es la razón por la que este órgano ha pasado a disminuir su tamaño en los últimos 25 años y ha reducido un 5% en la década anterior.
El progreso que perjudica
El investigador señala que los genes responsables del intelecto habían optimizado su trabajo y las capacidades cognitivas de los humanos habían empezado a desarrollarse antes de que nuestros ancestros emigraran de África.
Tras su llegada a Europa la vida se simplificó considerablemente. El desarrollo de la agricultura, la aparición de ciudades, el progreso de la medicina redujeron prácticamente a cero la selección natural. Esta fue la causa por la que nacieran muchos individuos con mutaciones no tan favorecedoras en el ADN.