El mes número doce del calendario trae consigo muchas emociones, tanto positivas como negativas. Es momento de juntarse a festejar con familiares y amigos, algo que a algunos les provoca felicidad pero, para otros, es también motivo de estrés.
"En primer lugar se debe al cansancio acumulado, en diciembre venimos arrastrándonos de lo que nos pasó en el año. Además, para muchos las fiestas simbolizan algo importante, entonces se empiezan a remover cosas, está por terminar el año y la gente se pone a pensar en todo lo que no hizo, en lo que quedó pendiente", explicó la psicóloga Mariana Alvez, directora del Centro Psicología Positiva Uruguay.
Otro elemento que genera ansiedad y angustia son las reuniones familiares. Las personas se sienten obligadas a pasar estas fechas con sus familias, aunque no se lleven bien durante el año. En otros casos, existe la presión de que todo salga bien durante las cenas de Navidad y Año Nuevo, e incluso en comprar los mejores regalos.
Compararse con los demás a través de las redes sociales también contribuye a una mayor depresión en las fiestas, así como el recordar a seres queridos que ya no están.
"Lo que les recomiendo es no comparar sus vidas con las de los demás, no idealizar a nadie. No es el fin del mundo si no lograron las metas que se propusieron porque tienen más tiempo. Tampoco se presionen porque sean las mejores fiestas de su vida, pasen con quien realmente quieran pasar, no se esfuercen en hacer cosas que no quieran", dijo Alvez.
Añadió que, al hacer el balance del año, es importante destacar lo que si se logró, por poco que sea, y no enfocarse en lo que no se pudo alcanzar.