Los manifestantes empezaron a concentrarse durante la Nochebuena para organizar luego incendios, bloquear calles y romper semáforos, también atacaron a transeúntes y arrojaron botellas con cócteles molotov contra los policías.
Al mismo tiempo procedieron a denunciar el uso excesivo de la fuerza por los agentes del orden público y a corear los slogans de "Disolver a la Policía ahora mismo", "Cinco exigencias, ni una menos" e "Independencia a Hong Kong".
La jefa de la administración de Hong Kong, Carrie Lam, expresó disgusto por tal conducta de los manifestantes, dijo que los lugareños y los numerosos turistas que llegaron con motivo de la Navidad quedaron decepcionados por la suspensión de los festejos a causa del comportamiento de un "grupo de manifestantes egoístas y desatinados".
Desde junio pasado, Hong Kong vive una oleada de protestas cuyo detonante fue un proyecto de ley que permitiría la extradición de prófugos de la justicia a Taiwán, Macao y China continental.
El Gobierno hongkonés accedió a retirar a principios de octubre ese proyecto de ley, sin embargo las protestas no cesaron, se hicieron menos numerosas pero más encarnizadas.
En medio año se convocaron más de 900 manifestaciones y marchas, más de 5.800 personas fueron detenidas, se presentaron acusaciones contra 932 participantes de las protestas.