"En Perú, cada vez que ha habido un cierre de Congreso se ha creado un escenario de transición, lo que no ha sucedido con Vizcarra que se limitó a cerrar el parlamento y cruzarse de brazos", afirmó Rojas, consultor de la firma Sequoia Political Advisory.
Añadió que el presidente "ha sacado 60 decretos de urgencia, pero que son de nivel intermedio y no afectan la forma en que el Estado peruano está organizado, ni en la economía ni en las instituciones".
"En 1968, Juan Velasco (militar golpista) cerró el Congreso e impuso un modelo socialista estatista que colapsó con el primer Gobierno de Alan García (1985-1990, y que culminó su mandato con 400% de inflación mensual)", explica Rojas.
Mientras que "en 1990, en virtud de las ideas liberales y la caída del Muro de Berlín, Alberto Fujimori (1990-2000) cerró el Congreso e impulsó un modelo económico que es el actual", añadió.
Sin embargo, sostiene, Vizcarra ha tenido un periodo entre el cierre y la instalación del nuevo parlamento en el que no ha tenido oposición ni fiscalización, un lapso que define como "una transición incierta porque no sabemos a dónde nos va a dejar".
Modelo económico
Asimismo, el experto señala como notorio el agotamiento del modelo económico actual, algo que Vizcarra intuye pero no enfrenta con "una hoja de ruta necesaria para el país".
"Los economistas serios indican que el potencial de la tasa de crecimiento ha pasado de 6,5 a 3,5, y esto ya no es un problema de gasto público sino que tiene que ver con el agotamiento de un modelo económico que tiene 30 años de existencia, que benefició a pocos y puso mucho énfasis exclusivamente en la promoción de la inversión de las grandes empresas", dice Rojas.
"Por otro lado, tenemos que considerar también que por el affaire Lava Jato hoy la élite política está en la cárcel, los grandes empresarios que participaron están desprestigiados, los intelectuales no generan discusión y solo queda el presidente, que parece que gobierna con el objetivo y medidas dirigidas a no ponerse en riesgo por la caída de su popularidad", amplía Rojas.
Con pocas ideas de gestión y con la pronta entrada de un nuevo Congreso, el analista opina que el jefe de Estado genera la impresión de que su mandato culminó con la disolución decretada en septiembre.