"He estado en contacto con gran cantidad de personas toda la noche. Situación alarmante. La Policía, a pesar de todos sus esfuerzos, no puede controlar la situación e infundir confianza. Habría que llamar al ejército e imponer el toque de queda en el resto de las áreas afectadas de inmediato", publicó Kejriwal en su cuenta de Twitter.
I have been in touch wid large no of people whole nite. Situation alarming. Police, despite all its efforts, unable to control situation and instil confidence
— Arvind Kejriwal (@ArvindKejriwal) February 26, 2020
Army shud be called in and curfew imposed in rest of affected areas immediately
Am writing to Hon’ble HM to this effect
Reacción de la oposición india
La mesa ejecutiva del Congreso Nacional Indio (CNI, oposición) exigió la dimisión inmediata del titular del Interior, Amit Shah, y del ministro principal de Nueva Delhi, Arvind Kejriwal, a raíz de los disturbios.
"Es el fracaso colectivo de los dos gobiernos lo que ha derivado en una gran tragedia en la capital, que amenaza con agravarse cada día", afirmó el Comité de Trabajo del Congreso en una resolución que aprobó en una reunión, presidida por la líder del CNI, Sonia Gandhi.
El documento, citado por el diario Hindustan Times, añade que "lo sucedido en Nueva Delhi es un colosal incumplimiento del deber, por el que deben asumir la plena responsabilidad el Gobierno central y, particularmente, el ministro del Interior, al que pedimos que presente renuncia inmediata".
Los desórdenes en varias zonas del noreste de Nueva Delhi estallaron el 25 de febrero, después de que grupos de manifestantes hindúes que apoyan la polémica ley de ciudadanía conocida como CAA (por las siglas en inglés de Citizenship Amendment Act) llegaran a enfrentarse con los musulmanes que repudian la normativa.
Los disturbios coincidieron con la visita de Estado del presidente de EEUU, Donald Trump.
La controvertida ley de ciudadanía, que ya provocó brotes de violencia a lo largo de la India a finales de 2019, simplifica el proceso de naturalización para las minorías "perseguidas" —budistas, sijes, hindúes, parsis y cristianos— de Pakistán, Afganistán y Bangladés.
Algunos críticos de la normativa alegan su carácter discriminatorio que excluye a los musulmanes, a pesar de que representan más del 10% de la población total del país, y podría allanar el camino para deportaciones de millones de adeptos del islam que se instalaron en el país hace tiempo, pero no han regularizado su situación.
En los estados del noreste de la India, que se enfrentan con el flujo de migrantes bangladesíes a través de una frontera porosa, hay recelos de que millones de indocumentados se establezcan legalmente en la región relegando a las etnias autóctonas a la condición de minorías culturales.