Hace dos siglos los granjeros de Israel empezaron a cultivar una nueva variedad de cítricos, la naranja de Jaffa, bautizada así en honor a la ciudad portuaria homónima y cercana a Tel Aviv. Las exportaciones de este producto agrícola se dispararon considerablemente en el siglo XX porque en Medio Oriente y en Europa se enamoraron de su sabor.
El cambio de estrategia se debió a una serie de factores económicos:
- al fortalecimiento de la moneda nacional, que hizo que los productos israelíes fuesen menos competitivos;
- al escaso abastecimiento de agua, que elevó el coste de los cultivos;
- a la subida de los salarios.
A día de hoy los trabajadores del campo cobran en Israel unos 2.200 dólares. Su labor cuesta 10 veces más que la de sus colegas en países vecinos como Egipto, Turquía y Marruecos. Allí, "la mano de obra y el agua son muy baratas, y su moneda es mejor para los exportadores. No podemos competir con ellos", declaró el funcionario Nitzan Rottman, del Ministerio de Agricultura de Israel, responsable de supervisar el cultivo de cítricos.
A su vez, un granjero, Idan Zehavi, comentó a la agencia que gasta alrededor de 580 dólares al mes para irrigar sus 600 árboles durante la temporada de verano. Mientras tanto, sus rivales al otro lado de la frontera, como Egipto, no gastan nada.
"La tierra aquí en el centro de Israel es tan cara que la mayor parte de los huertos se ha talado", explicó Zehavi.
Hoy en día solo un 1% de los ciudadanos israelíes vive de la agricultura, frente al 18% de 1958. A su vez, la mano de obra en el sector tecnológico se disparó, pasando de casi cero a un 10% durante el mismo período.
Este aumento había ayudado a duplicar las exportaciones de servicios desde 2008, que en el 2019 superaron los 50.000 millones de dólares. Se espera que en 2020 las exportaciones de servicios superen a las de bienes por primera vez en la historia de Israel.
Una cuestión política
Su principal rival, Benny Gantz, que creció en una comunidad de granjeros, había prometido durante la campaña admitir que más extranjeros trabajasen en los campos israelíes con el objetivo de aumentar las exportaciones durante los cinco años posteriores a las elecciones.
Los granjeros "guardan las fronteras, abren los territorios y ofrecen seguridad alimenticia", escribió Gantz un día en su cuenta en Facebook.