"La misma sospecha de que sea así me ofende profundamente. Es una ofensa para el Gobierno italiano pensar que la ayuda que recibimos de Rusia, China u otros países puede influir en el posicionamiento geopolítico de Italia. Es una grave ofensa para mí y también para Vladímir Putin que ni siquiera pensó usar esta situación para hacer presión", declaró Conte.
Hablando de la reacción de la UE a la emergencia de COVID-19, el jefe del Ejecutivo italiano opinó que " es una dura prueba para la Unión: "Si no aprovechamos la ocasión para revitalizar el proyecto europeo, será alto el riesgo de fracaso".
25 de marzo 2020, 18:27 GMT
En cuanto a la tempestividad de las medidas para contener la propagación del virus, Conte explicó que Italia tiene "un sistema completamente diferente respecto a China. Para nosotros la limitación de las libertades constitucionales fue una decisión crítica (…) Si yo hubiese propuesto hacerlo desde el principio, cuando aparecieron los primeros focos, la gente me habría tomado por loco".
"Si hubiese vuelto al pasado, habría hecho lo mismo", acotó el primer ministro.
Desde el inicio de la pandemia, en Italia se registraron 139.422 casos de contagio con COVID-19, entre ellos 17.669 fallecidos y 26.491 recuperados.
