"Las escuelas deben permanecer abiertas", dijo el primer ministro británico cuando rechazó tomar medidas drásticas ante el avance del coronavirus, al que de esa forma le restaba trascendencia. Fue el pasado 13 de marzo. En ese momento él era el enérgico líder del Reino Unido.
Apenas dos semanas después, declaraba que había dado positivo por coronavirus, y pasados nueve días de ese anuncio, era ingresado en el hospital Saint Thomas. Una situación que con el correr de las horas derivó en su pérdida momentánea de su cargo: el secretario del Foreign Office, Dominic Raab, se hizo con las llaves y las riendas de Downing Street.
"La vida da muchas vueltas y las cosas al final, a veces si hablas muy fuerte se te devuelven, y es lo que le ha pasado a Boris Johnson", observa Buitrago, al detallar que el pasado domingo en horas de la tarde su médico de cabecera le recomendaba que fuese al hospital como precaución, pero el día lunes ya se supo que tuvo que ser ingresado en al UCI.
En este sentido, el periodista reflexiona que "al Reino Unido le ha costado muchísimo entrar en cordura y tomar medidas".
Británicos desean recuperación de Johnson
Buitrago señala que la sociedad británica ha sido muy crítica con Boris Johnson desde un principio por el hecho de no haber tomado las medidas. Unas críticas, que a su entender, tal fueron las que llevaron que al final se tomaran las decisiones.
Respecto a las medias de aislamiento, Buitrago indica que son menos restrictivas que en otros países. "Aquí en el Reino Unido está permitido salir a ejercitarse, hacer deporte, máximo una hora, y puedes ir acompañado por alguien siempre y cuando esa persona sea de tu propia casa. Esa es una medida que mucha gente la está utilizando para salir al parque, dar una vuelta, caminar y volver al encierro. Se puede salir a hacer la compra a un comercio cercano".
Medidas económicas positivas
"En materia de empleo, que es una de las cosas que más preocupa, el Gobierno lanzó una iniciativa en la cual las empresas se pueden acoger a un plan de rescate en el que por cada empleado el Gobierno cubre el 80% del salario hasta un máximo de 2500 libras esterlinas. Esto ha sido muy positivo. Muchas empresas se han acogido a ese sistema y eso ha permitido alivianar un poco la situación", abunda Buitrago.
En tanto, el inmigrante no la tiene muy fácil por estos días en Reino Unido. "El inmigrante tiene que trabajar muchísimo para vivir, de hecho en la ciudad de Londres el porcentaje de inmigrantes es muy alto. […] El británico es el que más respeta la norma, se queda en su casa, porque puede acceder a algunos beneficios económicos que ofrece el Gobierno, mientras que muchos inmigrantes no tienen acceso a ese tipo de ayudas y se ven en la obligación de, a pesar de las circunstancias, salir a trabajar", subraya Dawits Buitrago.
