En contraste con Tierra, Venus gira más lentamente, ya que tarda 243 días terrestres en dar una vuelta completa alrededor de su eje. Sin embargo, su atmósfera mortalmente caliente lo hace cada 96 horas, lo cual también puede apreciarse en la luna más grande de Saturno, Titán. Este efecto se conoce como superrotación.
¿Qué fuerzas están detrás de este fenómeno? Este misterio ha envuelto los procesos atmosféricos que tienen lugar en Venus desde hace un tiempo. Las investigaciones anteriores sugerían que, para desarrollar esta velocidad de rotación, la atmósfera de Venus debería contar con un enorme momento angular —la cantidad de momento que tiene un cuerpo debido a su rotación— para superar su fricción con la superficie del planeta.
Basándose en las imágenes ultravioletas y los datos de la luz infrarroja del Akatsuki los científicos desarrollaron un método con ayuda del que pudieron seguir los movimientos de las nubes de Venus, mapear los vientos del planeta y entender cómo el calor circula por su atmósfera. Esta información les ayudó a encontrar las fuerzas que apoyan la superrotación.
En particular, los investigadores descubrieron que la atmósfera de Venus recibe su momento angular a través de las mareas termales, que son las variaciones en la presión atmosférica generada por el calor solar procedente del ecuador del planeta, dice su estudio publicado en la revista Science y citado por el portal Space.com.
Estos hallazgos pueden arrojar más luz sobre la habitabilidad de los exoplanetas sin ejes de rotación con los lados permanentemente oscuros y con aquellos que se bañan en la luz de sus respectivas estrellas.
Uno puede pensar que la posición respecto al astro principal puede influir en las temperaturas registradas en diferentes áreas de estos exoplanetas. Sin embargo, la superrotación es capaz de equilibrar estas diferencias, concluyó el principal autor del estudio, Takeshi Horinouchi, de la Universidad de Hokkaido.