En España hay dos millones de mayores que viven en soledad. Para todos ellos, sin conocimientos de internet, el confinamiento convierte sus hogares en cárceles.
El pasado domingo 26 de abril, el timbre sonó en casa de María Ábalos Paez, viuda de la localidad sevillana de La Rinconada. Para su sorpresa, una mujer con uniforme de la Red de Voluntariado Municipal estaba en su puerta con una tablet bajo el brazo. Minutos después, María Ábalos mantenía la primera videollamada de su vida y veía por primera vez en más de 40 días a sus hijos y nietos.
El encuentro estuvo colmado de emoción, porque precisamente era el día en que María Ábalos cumplía 89 años. Su hija relata emocionada esa oportunidad de poder estar con su madre y que esta pudiera ver a sus cuatro nietos. "Mi madre no tiene móvil, ni sabría manejarlo, así que cuando me enteré de que ofrecían un voluntariado para conectarnos, pedí ayuda para ese domingo", cuenta María Rosario. "Sé que para mi madre fue importantísimo poder vernos y escucharnos el día de su cumpleaños, esa sorpresa fue el mejor regalo".
La emoción contenida durante semanas de confinamiento fue "increíble para ella". De hecho, la voluntaria que facilitó la videollamada tuvo que acompañar a María hasta que se sosegó tras el cúmulo de emociones.
"Fue un cumpleaños inolvidable", explica María Rosario, toda la familia ganó un impulso para continuar esta travesía por el desierto de abrazos.
Fuera del plano de la videollamada entre la abuela María y su familia está Elisabet Orts. "Ese domingo fue inolvidable. Pensé que no podía ser que se quedara solo y sin soplar una vela, así que cogí una tarta que tenía en casa y allí me presenté".
Elisabet, junto a otros 89 voluntarios del Ayuntamiento de La Rinconada, lleva habitualmente comidas, alimentos y ofrece compañía a los mayores del municipio. Pero, con el tiempo, se dieron cuenta de que para muchos, sin acceso a móviles o internet, su casa era una cárcel al no poder contactar y ver a sus familiares.
"Con estas experiencias te das cuenta de que nos necesitamos unos a otros, la necesidad de cariño y amor es lo más duro para ellos. Por encima de todo, echan en falta a su familia".
Patricia es nieta de María Morato, otra de las protagonistas de esta campaña. Por complicaciones respiratorias, Morato llevaba tres meses confinada de antemano y sin ver a sus familiares. "Mi abuela es una persona muy sociable y lo está pasando mal, su mundo es el típico de un pueblo, con muchas relaciones sociales, pero ahora me dice llorando que cuando se asoma a la ventana ni siquiera hay nadie en la calle".
También María Morato recibió la visita de Elisabet y pudo ver a su familia y sobre todo a su bisnieto, "ella me lloraba preocupada porque mi hijo de 17 meses no la iba a reconocer cuando volviera a verla, así que para ella la videollamada fue un alivio" explica Patricia. Obviamente, aunque María Morato prometió contenerse en su primera videollamada, la emoción y el llanto brotaron de inmediato.
Hábits, un reciente análisis de dos consultoras revela que Andalucía, con más de 560.000 unidades muestreadas, es la comunidad con mayor número de familias compuestas íntegramente por personas mayores. Según Hábits, las personas en soledad componen un 16% del total de las familias de la comunidad. Eso se traduce en síntomas preocupantes como, por ejemplo, el hecho de que el año pasado, solo en Sevilla, los bomberos recibieran 1.500 solicitudes de auxilio para mayores en dificultades.
Solos, confinados y desconectados
Pero si algo pone de relieve esta pandemia, a nivel social, es la necesidad de contar con nuestros allegados cerca. Elisabet revela que lo más importante de su trabajo en este voluntariado no es el aspecto material, sino el acompañamiento emocional.
"Lo que no deja de sorprenderte es como ellos se angustian por no poder estar cerca de los suyos, ayudando a sus familias cuidando de los nietos o echando una mano. No es que se sienta aislados, es que además se sienten inútiles".
También Patricia, nieta de María Morato, psicóloga en un Centro Diurno de Mayores, concluye que el confinamiento es una triple condena para todas estas personas. La mayoría echamos mano estas semanas de entretenimientos online, redes sociales, etc… "Pero personas como mi abuela y muchas más no tienen esas herramientas. Ellas necesitan la calle, relacionarse con otros como siempre se ha hecho, algo que ahora no es posible".
Desde 2010, Andalucía es el primer territorio de Europa con acceso universal a la banda ancha en sus 770 municipios. No obstante, la existencia de la infraestructura no ha permeado en una población que ha quedado en el más absoluto aislamiento, incluso de sus familiares y seres queridos.
Como reflexiona Elísabet Orts, "lo más duro del trabajo de voluntaria es no poder siquiera dar un abrazo a estas personas que se derrumban y lloran delante de ti por lo mal que lo pasan". Mientras los abrazos no vuelvan a nuestra vida, el contacto online puede ser una tabla de salvación para nuestros abuelos.
💃🕺🇪🇦 📎📷 ¿Sobrevivirán los españoles a un 2020 sin fiestas?
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) April 25, 2020
👉🌐 https://t.co/PiWV5s0q20
#⃣ #COVID2019 #QuédateEnCasa pic.twitter.com/kMTWH7RPW4