El Teatro Bolshói es una de las instituciones musicales más antiguas del mundo. Fundado en 1776, tiene la misma edad que la Constitución de EEUU. Sin importar la época, fue y es el símbolo de Rusia. Sputnik te cuenta la historia de cómo durante la Gran Guerra Patria, el Bolshói luchó junto a todo el pueblo. Teatro Bolshói en el año 1883 // Foto: © Public domain Teatro Bolshói en el año 1856 // Foto: © Public domain Teatro Bolshói // Foto: © CC BY-SA 3.0 / Dmitriy Guryanov |
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Teatro Bolshói en 1941-1942 // Foto: © Departamento principal de archivos de Moscú El 28 de octubre de 1941 hacía buen tiempo en Moscú. Solo había algunas nubes, pero el cielo ocultaba un peligro. A las 16 se produjo una gran explosión: el edificio del Bolshói tambaleó como una cuna colgante. Desde detrás de una nube, el bombardero nazi Junkers Ju 88 lanzó una bomba de 500 kilos que explotó justo en la entrada central del teatro. En la calle yacían transeúntes muertos y heridos. La fachada del teatro fue dañada por la explosión. En el contexto de la ofensiva nazi en curso, se decidió evacuar a la compañía principal del teatro a la ciudad de Kúibyshev, la actual Samara. La otra parte de la compañía teatral permaneció en Moscú. Cuando en septiembre de 1943 la compañía principal del Teatro Bolshói regresó a Moscú, el renovado edificio estaba listo para la apertura de la temporada gracias a los heroicos esfuerzos de los restauradores. A veces se desmayaban de hambre, pero continuaban trabajando durante 11 o 12 horas. Al final, prácticamente no quedaron huellas del bombardeo. El Bolshói reabrió sus puertas el 26 de septiembre con la presentación de la ópera inmortal de Mijaíl Glinka Iván Susanin. |
Un violín de Stradivari // Foto: © Sputnik / Tselik Asimismo, se llevó a cabo secretamente la operación para sacar de Moscú una importante colección del Teatro Bolshói de violines y violonchelos de Stradivari, Amati, Guarneri. La valuación de la colección se estimaba en unos 426.650 rublos de oro (unos 85.330 dólares en aquella época). Las discretas cajas fueron llevadas a la estación Kazanskiy de Moscú y cargadas en el carruaje, que ya contenía cuadros de la Galería Estatal Tretiakov. Los bombarderos nazis arrojaron bombas justo en la vía. Sin embargo, el tren ya había logrado partir. La colección se salvó milagrosamente. |
Foto: Tren con escenografías y disfraces del Teatro Bolshói bombardeado por los nazis Para las actuaciones, les concedieron a los artistas el nuevo Palacio de la Cultura en la plaza central de la ciudad. Ni el tamaño, ni las comodidades del edificio, ni la calidad del equipo del escenario se podían comparar con el teatro de Moscú. Sin embargo, en este edificio la compañía ofreció presentaciones durante dos temporadas teatrales. Los conciertos comenzaron casi inmediatamente, aunque no fue fácil organizar espectáculos: los nazis bombardearon los trenes con escenografías y disfraces. Los técnicos y los ensambladores murieron. Entonces, el director de orquesta Samuil Samosud propuso la única forma posible de salir de esta situación: escenificar actuaciones en las que los artistas pudieran actuar con sus trajes de concierto. |
Escena de la ópera de Gioachino Rossini 'Guillermo Tell' en Kúibyshev, 1942 (izquierda) // Foto: © Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói En aquel entonces, Kúibyshev fue nombrada la capital de reserva de la URSS. Ninguna circunstancia debía afectar la calidad de las representaciones. Los artistas consideraron un honor garantizar que cada actuación se viera metropolitana. Al final, esto también tenía un significado político: no solo el público, sino también el cuerpo diplomático, que entonces estaba en Kúibyshev, necesitaban mostrar que el mejor teatro musical del país seguía funcionando como antes. Durante dos años (1941-1943), el Teatro Bolshói realizó 14 representaciones en el escenario del teatro de Kúibyshev: nueve óperas y cinco ballets. Y lanzó dos estrenos brillantes: la ópera de Gioachino Rossini Guillermo Tell y el ballet de Asaf Messerer Velas Escarlatas del compositor Vladímir Yurovsky. |
El 19 de noviembre de 1941, cuando el frente estaba solo a 30 kilómetros de la capital, los artistas teatrales que se habían quedado en Moscú abrieron la primera temporada de los años de guerra con un gran concierto en el segundo escenario. Las actuaciones solían tener lugar durante el día, ya que por la noche interferían los bombardeos regulares y la oscuridad. La hora de inicio de las actuaciones era una clara señal del estado de las cosas en el frente. A medida de que el Ejército Rojo se movía hacia el oeste, el telón se levantaba a horas cada vez más familiares. El teatro estaba lleno y el ambiente de euforia reinaba en la sala, a pesar de que la guerra estaba en marcha. El escenario fue compartido fraternalmente entre la ópera y el ballet. En cuanto a las óperas, se representaron
En el camerino antes de la ópera de Piotr Chaikovski 'La dama de picas' en el escenario del Teatro Bolshói, 1943 // Foto: © Sputnik / Anatoliy Garanin La ópera de Piotr Chaikovski 'La dama de picas' en el escenario del Teatro Bolshói, 1943 // Foto: © Sputnik / Anatoliy Garanin |
Sulamith Messerer, solista de ballet del Bolshói // Foto: © Sputnik / Anatoliy Garanin La vida de los artistas era muy dura. La solista de ballet del Bolshói Sulamith Messerer (1908-2004) ya en los años 70 relató cómo eran las comidas de la época bélica (1941-1945) y las comparó con las comidas bíblicas. "El teatro nos daba a todos la mitad de una barra de pan al día y una botella de vino a la semana. Y nuestras comidas se volvieron bíblicas en cierto sentido: comíamos pan y lo mojábamos en vino. Te embriagas un poco y ya estás lleno. Puedes ir a bailar en puntas", narró. El espíritu de los defensores de la ciudad no estaba roto. En el frío y hambriento Moscú, brillaba en su interior el segundo escenario del Teatro Bolshói en la calle Pushkinskaya con brillantes y solemnes luces invisibles desde el exterior. |
Después del concierto en el Reichstag. Despedida de los militares del regimiento que izó la Bandera de la Victoria con la brigada de artistas del Teatro Bolshói, 1945 // Foto: © Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói Actuaron en un pasillo estrecho y lleno de camas del refugio antiaéreo. Al final del corredor, detrás del escenario había dos escaleras. Una de ellas conducía a la salida, la otra a la mazmorra. A lo largo del concierto, por esa escalera llevaban a los nazis que acababan de rendirse. En los sótanos profundos todavía se disputaba una batalla. Caminando en fila, los alemanes por un momento se convertían en espectadores del concierto. Las canciones soviéticas sonaron dentro del edificio del Reichstag. Más tarde, los artistas se establecieron en Berlín. Condujeron los autos desde el garaje de Joseph Goebbels —ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945—, dieron conciertos en el cuartel de Göring y recorrieron las ruinas de la Cancillería de Hitler. |
Banderas de la URSS y Rusia // Foto: © Sputnik / Alexandr Vilf Uno de los eventos más importantes en la vida cultural del país en los tiempos de la guerra fue el concurso en el Teatro Bolshói para la creación de un nuevo himno de la Unión Soviética. Participaron 170 compositores, entre ellos los grandes Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. El juez era Stalin, quien personalmente elogió a la orquesta del Teatro Bolshói. Sigue la versión completa de la historia sobre la creación de un nuevo himno de la URSS aquí. |
Iósif Stalin, líder soviético // Foto: © Sputnik El Teatro Bolshói fue uno de los pocos lugares donde Stalin aparecía en público. La inteligencia alemana decidió aprovechar esta circunstancia para eliminar al líder. En el otoño boreal de 1944, gracias a las acciones competentes de la contrainteligencia soviética Smersh (Muerte a los Espías), fue frustrado un intento de atentado. La operación pasó a la historia bajo el nombre en clave Tumán (Niebla). Sputnik te invita a leer el artículo completo del atentado frustrado contra Stalin aquí. |