Una ola de disturbios públicos, protestas y saqueos se extendió por Estados Unidos durante la semana pasada después del asesinato de George Floyd. Fue asfixiado durante un arresto el 25 de mayo por un agente de policía que mantuvo la rodilla sobre el cuello del detenido casi ocho minutos. La víctima falleció en el hospital poco después.
El alcalde de Minneapolis dijo que los cuatro policías involucrados fueron despedidos y pidió imputar al oficial que asfixió a Floyd.
El 27 de mayo, el presidente Donald Trump ordenó al FBI y al Departamento de Justicia que investigaran el incidente y aseguró que se hará justicia.