"Éste es un momento en el que más que nunca son necesarios el compromiso y la disciplina de la ciudadanía, para que la reactivación de la economía no se convierta en un desastre sanitario", dijo a reporteros el alcalde de La Paz, Luis Revilla, al evaluar el inicio de la nueva etapa de la cuarentena.
El transporte en y entre ambas ciudades se reanudó también, en forma parcial aunque reviviendo los tradicionales atascos de tráfico, mientras reabrían sus puertas el comercio y las industrias, tanto formales como informales, luego de más de dos meses de paralización desde mediados de marzo.
La cuarentena nacional, que casi nunca fue total en ciudades y pueblos en los cuales prima el comercio callejero, fue suavizada de modo oficial en seis departamentos, entre ellos La Paz, donde ya parecía resultar incontenible la presión de sectores sociales, especialmente de bajos ingresos, por volver al trabajo.
Pero el confinamiento en máximo rigor seguía en otros tres departamentos, incluidos Santa Cruz (este) y Beni (noreste), los más afectados por la pandemia con más de 85% de los contagios del país, con cifras que se duplicaron en la última semana.
La red de teleféricos de La Paz y El Alto operaba este lunes primero de junio con todas sus líneas aunque transportaba un máximo de 40% de su capacidad debido a una regulación sanitaria que le permitía cargar solo cuatro pasajeros en cada cabina de diez usuarios.
"Estamos cumpliendo las máximas medidas de bioseguridad, tanto en las estaciones como en andenes y cabinas, con desinfección constante y facilidades para que los usuarios se limpien las manos frecuentemente", dijo a medios locales el gerente de esa empresa estatal, Jorge Bonadona.
El teleférico de las dos ciudades vecinas bolivianas, el más alto y largo del mundo dedicado al transporte urbano, suma con sus diez líneas 32 kilómetros de longitud y una capacidad diaria de transporte de 250.000 personas.
Bonadona indicó que el servicio restringido restablecido este lunes 1 estaba programado por 12 horas diarias, hasta las 18:00, en vez de las 18 horas diarias habituales antes de la emergencia por la pandemia.
En los centros de ambas ciudades, reaparecieron las "trancaderas" como se denomina localmente a los atascos del tráfico, y los puestos callejeros de venta de toda clase de productos, desde ropa hasta comida, pasando por productos electrónicos y mil baratijas.
En otras ciudades el panorama era parecido, aunque más caótico en Cochabamba (centro), donde a media mañana el gobierno municipal dio marcha atrás y canceló la autorización de funcionamiento del transporte público, arguyendo el riesgo de una explosión de contagios de COVID-19.