El cirujano plástico Michael Salzhauer, más conocido como el Dr. Miami, trae el último grito en estética. Las personas que hayan sufrido más estrés de lo normal en este particular período ya pueden ir a ver a este doctor que los atenderá encantado en un parking de Bal Harbour sin que siquiera tengan que bajarse de su vehículo.
La idea surgió mientras Salzhauer esperaba en la cola para llevarse un test de COVID-19 que repartían a los automovilistas. Pensó que si podía hacerse con los test, nada le impediría hacerlo también con una rápida inyección de botox, respetando, por supuesto, las medidas de higiene. Por eso los pacientes deben llevar mascarilla y él lleva un escudo protector.
"Creo que a la gente le gusta tanto que incluso en un futuro, después del coronavirus, la gente quizá lo siga haciendo", comenta el popular doctor, quien aprovecha para desmitificar el botox como algo malo.