Los teléfonos tienen baterías, y estas pueden recalentarse e incendiarse cuando menos lo esperamos: ya sea cuando el móvil está en la mano, mientras se saca una foto, o mientras lo tenemos pegado a la pierna, guardado en el bolsillo.
Los cambios bruscos de temperatura no son amigos de los teléfonos, pero los mayores sustos ocurren en verano. Así se lo explica a Sputnik Dmitri Riábinin, director del medio ruso especializado en smartphones Hi-Tech mail.ru.
"Tanto en verano como en invierno, los cambios de temperatura afectan muy negativamente a las baterías. Si en invierno el móvil simplemente dejará de cargarse o se apagará, en verano puede que pasen cosas más graves, incluso una combustión", alerta Riábinin.
Está información se vuelve cada año más preocupante teniendo en cuenta que los veranos se van tornando cada vez más calurosos. Cuando las temperaturas alcanzan los 40 grados centígrados hay que vigilar especialmente de cerca el estado de nuestro celular, ya que en ese punto el peligro es mayor, dice el experto.
"Es mejor no usar fundas estancas, ya que estas impiden que el aire circule. También es recomendable, en la medida de lo posible, no hacer uso de aplicaciones 'pesadas' durante mucho tiempo", añade el especialista a su lista de consejos.
En caso de que el teléfono se sobrecaliente, lo último que hay que hacer es intentar refrigerarlo rápidamente metiéndolo en el frigorífico o con métodos similares. Esto puede causar daños muy graves al sistema: recordemos que los cambios bruscos de temperatura no son recomendables. Por eso Riábinin aconseja dejar que se enfríe solo.