Como Planeta X o Planeta Nueve se conoce a un hipotético objeto celestial que probablemente oscila en los confines de nuestro sistema solar. Su existencia aún es motivo de debate académico, pero varios científicos defienden que existe basándose en las anomalías gravitacionales que se han registrado en la llamada nube de Oort, que recoge todo tipo de objetos más allá de Neptuno.
Estas llamaradas surgen cuando los cometas de la nube de Oort entran en el campo gravitatorio de un objeto exótico y son desgarradas por las fuerzas gravitacionales. Al hacerlo, se calientan por fricción con los flujos de gas atraídos por el agujero negro y emiten radiación. Estos brotes podrían ser detectados por instrumentos astronómicos terrestres en el marco del proyecto LSST que realiza el Observatorio Vera Rubin, en Chile, cuyo lanzamiento está previsto para 2022.
"En la vecindad de un agujero negro, los pequeños cuerpos que se aproximan a él se funden por el calentamiento de la acreción de gas del fondo del medio interestelar al agujero negro", explicó Amir Siraj.
El estudio podría ayudar en el futuro a buscar estos agujeros. Se espera que el LSST tenga la sensibilidad necesaria para detectar las llamaradas de acreción, pues la tecnología actual no es capaz de hacerlo sin guía.
Los investigadores ven en el Planeta Nueve al primer candidato en ser detectado. De momento, la mayoría de las teorías sugieren que este objeto es un planeta sin confirmar, pero también puede ser una señal de la existencia de un agujero negro de masa planetaria.
"Las afueras del sistema solar son nuestro patio trasero. Encontrar el Planeta Nueve es como descubrir a un primo que vive en el cobertizo detrás de tu casa y del que nunca habías oído hablar", concluyó Avi Loeb.