Bajo un sol abrasador y bajo la atenta mirada de decenas de familiares de represaliados del franquismo, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Carmen Calvo, visitó los trabajos de exhumación y recuperación que se llevan a cabo en el cementerio de Sevilla. Distribuidos en varias fosas, según estimaciones de historiadores y antropólogos, se apilan miles de cuerpos sin identificar, gran parte de ellos fusilados al inicio del golpe de estado y en los años posteriores (1936–1940, según los hallazgos) por el franquismo.

Acompañada de la popular Patricia del Pozo, la Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía y del alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, la vicepresidenta anunció que es solo "cuestión de días que presentemos la nueva Ley de Memoria Democrática del Gobierno de España, estamos ultimando el proyecto que pronto será llevado al Congreso de los Diputados", ha adelantado Calvo.
Ante familiares de represaliados y asociaciones de memoria histórica, Calvo adelantó el apoyo explícito del Gobierno de España en la excavación concreta que el Ayuntamiento de Sevilla lidera en la fosa de Pico Reja. En esta exhumación, que ha contado con dos años de procesos previos, trabaja un equipo de antropólogos, arqueólogos e historiadores desde principios de año. Pico Reja es especialmente simbólica, considerada como la fosa de mayor importancia en las que se está interviniendo y hay constancia en todo el país.


Por el momento, con solo un 18% de proceso de exhumación realizado, se han localizado ya restos de 950 personas e inhumaciones que alcanzan hasta la década de los 40. Además, algunos cálculos previos de historiadores estiman que podría haber entorno a 4.500 cuerpos enterrados en este conjunto de fosas. No obstante, los miembros del equipo técnico conceden que las estimaciones han variado y fluctuado mucho, una vez que han ampliados las zonas a explorar, descubriendo —independientemente de la documentación y archivos de los años 30— cuerpos de represaliados de 1940.
La historia de esta fosa es representativa de otras muchas que existen en España, siendo la exploración de las víctimas enterradas en su interior un vaivén sometido a los diferentes criterios políticos. Cuando el gobierno de PP y Ciudadanos, con el beneplácito de Vox, llegó al Palacio de San Telmo en Andalucía, en diciembre de 2018, todo parecía indicar que Pico Reja seguiría sepultando un trozo de la dolorosa historia de España.
No obstante, la visita ahora de la vicepresidenta primera, apuntala el avance en memoria histórica. Tras el paréntesis impuesto por la pandemia y el confinamiento, continúa el camino que marcó la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos y devuelve a la agenda política la contienda memorialista con el PP y el más beligerante Vox.
La peculiaridad de Pico Reja es lo complejo del proceso de exhumación y análisis, ya que hay deliberadamente mezclados cuerpos de los fusilamientos con osarios de otras épocas del propio cementerio. El proceso deberá arrojar mucha más luz y certeza para los familiares que aún quedan con vida y que, en los últimos meses, participan en la toma de muestras de ADN que realiza la Oficina de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Sevilla, unas 270 personas han efectuado las mismas con la esperanza de que los resultados las emparejen con los restos humanos apilados en Pico Reja.
Tras la fase de investigación y análisis de los restos enterrados, habrá un informe histórico sobre los años de represión franquista en la región. Respecto a los restos identificados, se procederá en función a la voluntad de las familias y los no identificados, se inhumarán en un espacio autorizado con indicaciones adaptada a posibles identificaciones futuras. La idea es que la zona donde se encuentra la fosa sea un lugar expositivo y explicativo con la finalidad de que no se vuelvan a repetir siniestros capítulos como los que sepultaba hasta ahora Pico Reja, con miles de represaliados y fusilados por defender, en su momento, el orden democrático.
La alargada sombra de la monarquía
Ha especificado además que las ilegalidades que el monarca habría cometido, son cosa del pasado y que Don Juan Carlos "ya no está en la vida pública ni recibe fondos públicos", aseveró en el cementerio de Sevilla, donde por cierto, ondeaban varias banderas republicanas. La tricolor, en este caso, era portada por asociaciones memorialistas y familiares de los represaliados por el franquismo.