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El populismo italiano sufre una importante derrota en las urnas

© REUTERS / Remo CasilliReferéndum sobre el recorte de los parlamentarios en Italia
Referéndum sobre el recorte de los parlamentarios en Italia - Sputnik Mundo
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ROMA (Sputnik) — Las elecciones regionales en Italia evidencian la pérdida de popularidad del Movimiento 5 Estrellas y la Liga, dos partidos populistas, que en los últimos años han estado dominando la política italiana.

Este 21 de septiembre los miembros del Movimiento 5 Estrellas (M5S) probaron sentimientos contradictorios. Por una parte, en el referéndum sobre el recorte de los parlamentarios, promovido por el Movimiento, ganó el sí. Por otra, en las elecciones regionales el M5S sufrió una humillante derrota, perdiendo dos tercios de sus electores respecto a las elecciones del Parlamento europeo en mayo de 2019.

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La Liga ni siquiera tuvo la satisfacción del referéndum, que no fue un proyecto suyo. Logró mantenerse como la principal fuerza política de derecha del país, pero perdió una buena parte de sus electores. En conjunto, los dos partidos populistas obtuvieron 3,2 millones de votos menos respecto a las elecciones europeas de mayo de 2019. ¿Cómo es posible?

Las dos coaliciones de M5S

El 4 de marzo de 2018 el Movimiento triunfaba en las elecciones generales en Italia, recogiendo casi un tercio de los votos. Después de tres meses de negociaciones el M5S llegó a un acuerdo con la Liga para formar un gobierno populista que causó estupor en toda Europa.

Sin embargo, la experiencia gobernativa mermó la popularidad del M5S. La coalición con la Liga duró poco más de un año, durante el cual el Movimiento tuvo que asociarse a algunas medidas contradictorias, como, por ejemplo, el cierre de las fronteras para los migrantes, impuesto por Matteo Salvini, entonces ministro del Interior y líder de la Liga.

Tras la crisis de Gobierno en agosto de 2019, el M5S formó una nueva coalición, esta vez con el Partido Democrático (PD) de centroizquierda. A pesar de tener una representación más importante en el Parlamento, el M5S parecía ser el socio menor de la nueva coalición, que se adaptaba a las estrategias del PD. Además, para finales de 2019, cuando ya se había introducido el ingreso de ciudadanía y los diputados habían votado el recorte del número de los parlamentarios, el Movimiento agotó la lista de sus grandes proyectos políticos.

Además, con el paso del tiempo crecía la tensión entre diferentes fracciones internas que la jefatura del Movimiento no lograba contener. El pasado enero Luigi Di Maio, actual ministro de Exteriores, dimitió como jefe político del M5S, pero su sucesor Vito Crimi tampoco pudo resolver la crisis interior del Movimiento.

Con la pandemia del COVID-19 a todo eso se le añadió el aumento de la popularidad del primer ministro Giuseppe Conte, el cual se convirtió en una de las figuras más influyentes en la política italiana, aunque hace dos años no pareciese más que un títere en las manos de Di Maio.

Liga: soberanismo e incongruencia

La Liga nació como una fuerza política federalista y al principio se declaraba a favor de la separación de las ricas regiones del norte del resto del país. Bajo la guía de Matteo Salvini se transformó en una fuerza soberanista, lo que le permitió atraer la simpatía de los votantes del sur y convertirse en un partido de envergadura nacional.

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Después de las elecciones de 2018 la Liga siguió ampliando su apoyo electoral, en una buena parte a costa del M5S. En las elecciones europeas de mayo de 2019 el partido de ultraderecha obtuvo el 34% de votos, mientras dos meses después los sondeos electorales le daban casi el 40%.

Sin embargo, la crisis del Gobierno, provocada por Salvini en agosto de 2019, marcó el inicio de una pérdida lenta, pero progresiva de la popularidad. Por una parte, la Liga tenía que, cada vez más, hacer frente a la competencia de parte de Fratelli d’Italia, otro partido de ultraderecha.

Por otra, cuando llegó la pandemia del coronavirus, la Liga no supo elaborar una clara estrategia y la vieja táctica de criticar por criticar no funcionó en las condiciones extremas de la emergencia sanitaria. A finales de febrero Matteo Salvini dio un ejemplo impresionante de incongruencia, cuanto primero insistió en un cierre completo de las actividades económicas del país para frenar la difusión del contagio y unos días después empezó a hablar de la reapertura inmediata para evitar la crisis económica.

​Otro efecto de la pandemia para la Liga fue que Salvini, hasta entonces líder incontestable, se vio indirectamente desafiado dentro del partido. Frente a su actitud poco convincente, produjo una fuerte impresión la eficacia del gobernador de Véneto y miembro de la Liga Luca Zaia: ahora que obtuvo el 76% en las elecciones regionales, corren los rumores de que podría sustituir a Salvini como jefe del partido.

Hacia un futuro incierto

Las elecciones regionales del 20 y 21 de septiembre evidenciaron que ambos partidos populistas están atravesando un período difícil. El futuro político se tinge de colores más hoscos para el M5S que corre el riesgo de sufrir una derrota definitiva en las elecciones generales de 2023, aunque la Liga también parece haber superado su zénit. Las dos fuerzas políticas carecen de nuevas ideas y no saben hacer frente al crecimiento de la popularidad del Gobierno y del primer ministro Conte en particular.

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Sin embargo, la pérdida del apoyo electoral de parte de estos dos partidos no les da motivo para cantar victoria a los partidos tradicionales. El PD se regocija por haber ganado casi tantos votos como la Liga, pero es un hecho que lleva años obteniendo no más del 20-25% de votos. Mientras tanto, Forza Italia, partido de Silvio Berlusconi, que antes constituía la principal fuerza de derecha, poco a poco se convierte en un partido de importancia secundaria.

En estas circunstancias cabría hablar de una paulatina crisis política en Italia, donde los movimientos populistas son cada vez menos capaces de expresar el descontento popular, pero (de momento) no surgen nuevos movimientos.

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