Los operadores del Distrito Militar Central lo demostraron en una maniobra táctica que se celebró en un polígono situado en la provincia de Oremburgo. Su objetivo era repeler un ataque lanzado por un enemigo convencional, informa el Ministerio de Defensa de Rusia.
Para detectar los vehículos de combate intrusos los militares utilizaron unos drones. Con ayuda de los visores térmicos infrarrojos Sosna-U las tripulaciones de los T-72B3 consiguieron identificar los blancos a una distancia de hasta 3 kilómetros.
Los blindados rusos aniquilaron a todos los equipos enemigos abriendo fuego con sus cañones de 125 milímetros. Su contrataque fue apoyado por los obuses autopropulsados MSTA-S que iluminaron el campo de batalla, disparando proyectiles luminosos, y bombardearon las posiciones de fuego adversas con munición altamente explosiva.