La víspera la portavoz del Ministerio de Defensa armenio, Shushán Stepanián, afirmó que un caza turco F-16 derribó un Su-25 de la Fuerza Aérea de Armenia, provocando la muerte del piloto, noticia que fue desmentida por el director de comunicaciones de la presidencia turca, Fahrettin Altun, y también por la parte azerí.
"Seguimos pidiendo a los países de la región que actúen con moderación, y especialmente instamos a los países que participan en el conflicto a un cese inmediato" del fuego, declaró Peskov en una rueda de prensa.
Peskov, al referirse a las afirmaciones de que Turquía apoya políticamente a Azerbaiyán, afirmó que "no valía la pena atizar el fuego" de la querella.
Al responder a la pregunta de si los observadores rusos confirman el hecho de que el avión armenio fue derribado, Peskov advirtió que "esta información está siendo estudiada por los militares", y señaló que él mismo no puede referirse al tema.
El 29 de septiembre, el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, declaró que Turquía está dispuesta a apoyar a Azerbaiyán en su conflicto con Armenia por Nagorno Karabaj tanto en la mesa de negociaciones como en el campo de batalla.
El 27 de septiembre se desataron las hostilidades con el uso de carros de combate, artillería, aviación y sistemas de misiles a lo largo de la línea de contacto que separa a las fuerzas armenias y azeríes en Nagorno Karabaj.
Ambos bandos se acusan de haber iniciado esta espiral bélica, de una intensidad muy superior a la de la anterior escalada del conflicto, que tuvo lugar en abril de 2016.
Azerbaiyán también impuso la ley marcial y el toque de queda en varios territorios el 27 de septiembre y al día siguiente ordenó la movilización parcial.
Ambos bandos reconocen que la escalada ya les provocó decenas de muertos y centenares de heridos, entre ellos civiles, pero sostienen que las bajas y las pérdidas de material bélico del lado enemigo son mucho más elevadas.