"Se calcula que 3,1 millones de niñas, niños y adolescentes caerán en pobreza multidimensional al término de este año. Esto significa que sus hogares sufrirán una o más privaciones en educación, salud, alimentación, vivienda, trabajo y seguridad social por los efectos de la pandemia en el país", dijo la delegación de Unicef en Ecuador.
El mayor impacto de la pandemia se verá en alrededor de 715.000 familias con niños, niñas y adolescentes que pasarán a vivir en condición de pobreza multidimensional, como resultado de la reducción del empleo, la drástica disminución de los ingresos de los hogares, el aumento del trabajo infantil y la salida del sistema educativo.
Todos estos factores no solo afectarán a la población y al crecimiento económico del país, sino que inciden directamente en la capacidad de las familias de velar por el bienestar de sus niños, dijo Unicef.
El estudio añadió que la crisis tendrá un doble impacto ya que con la disminución de los ingresos de los hogares se incrementará la desigualdad.
Para mitigar el impacto que tendrá la pandemia en las 715.000 familias más afectadas, el Fondo estima que es necesario, en un primer momento, una inversión de 2.599 millones de dólares, el 2,4% del Producto Interno Bruto (PIB) de Ecuador, a través de la activación del sistema de protección social, que proteja la inversión en paquetes de servicios esenciales y diferenciados de atención.
Unicef instó al Gobierno nacional, al sector privado, a la sociedad ecuatoriana y a la comunidad internacional a sumar esfuerzos para encaminar una reactivación económica que busque el crecimiento inclusivo y equitativo para mitigar y revertir los efectos de la crisis provocada por la pandemia.
Entre otras estrategias, el estudio sugiere que se busque una trayectoria sostenible que combine administración fiscal, manejo de deuda y reforma tributaria progresiva para proteger e incrementar la inversión social, con énfasis en la niñez.
Asimismo, plantea invertir en un sistema de protección social sensible a la niñez, cuyo eje de intervención sean las familias.
Para ello, dijo Unicef, se deberá buscar el espacio fiscal necesario para fortalecer la asistencia social y reducir las brechas de acceso a servicios esenciales, como base de una política integrada para la niñez y la adolescencia, colocando a la escuela como el centro de una estrategia de respuesta y recuperación para los hogares en condición de vulnerabilidad.