Aunque suele asociársela con la ciencia ficción al mejor estilo del novelista estadounidense Isaac Asimov, la inteligencia artificial no tiene nada de fantasiosa. El término incluye toda la tecnología contemporánea que funciona a partir del aprendizaje automático, también conocido como machine learning.
Ejemplos populares son los teléfonos móviles (smartphones), que cada vez ofrecen más utilidades personalizadas en función de su dueño, hasta los algoritmos que sugieren, a partir de los datos personales que un usuario brinda a internet, publicidades personalizadas en sus redes sociales.
Mientras el desarrollo de la inteligencia artificial se consolida, queda por determinar "cuáles serán los idiomas que se impondrán como vehículo de dicho lenguaje", dice Álvarez-Pallete, y advierte que "el lenguaje corre un evidente peligro de degradación".
"Las abreviaturas, la comunicación acotada a un número limitado de caracteres, la sustitución de las palabras y las frases por emoticonos, todos esos nuevos hábitos en apariencia inocuos van debilitando la riqueza expresiva del lenguaje y, por tanto, van empobreciéndolo. La inteligencia artificial peca, incluso, de intolerables incorrecciones: si escribimos engineer, es seguro que el asistente de traducción nos ofrecerá ingeniero, en masculino; pero si escribimos nurse, la traducción será enfermera, en femenino.", señaló.
"Hoy no solo contamos con el español que están hablando más de 570 millones de personas, actualmente hablan español más millones de máquinas que de hombres, capaces de crear variables semánticas. Hoy en día las máquinas y robots hablan el idioma que imponen sus creadores: las grandes corporaciones. La lengua de la inteligencia artificial tiende a diversificarse y hay que tomar medidas", dijo en esa oportunidad según cita el portal de tecnología Xataka.
En este sentido, Muñoz destacó que el desafío de la RAE, así como de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), es el de "normativizar, unificar y regularizar el español de las máquinas para que nos sigamos entendiendo, no solo entre humanos, sino también con los robots".
Expandir un mercado global hispanohablante
Además de la relevancia de la preservación del idioma español, otro aspecto que preocupa a los especialistas es la redituabilidad económica que supondría tener una inteligencia artificial sólida elaborada en lengua castellana.
"A las máquinas les cuesta entender los acentos de las diferentes partes del país y las variedades del español en América, mientras que funcionan mejor en inglés porque esa es la lengua de la mayor parte de los ensayos, investigaciones y publicaciones científicas", dice a El país Elena González-Blanco, directora general de Coverwallet en Europa y experta en inteligencia artificial (IA) y tecnología lingüística.
Por ello, una de las alternativas es el diseño y desarrollo de algoritmos a partir de datos hechos en español, especialmente considerando que más de un 7% de las personas en el mundo son hispanohablantes, un potencial mercado de unas 580 millones de personas en el mundo.