Considerado el primer asesinato en esas semanas turbulentas, la causa judicial para esclarecer su fallecimiento (se sospecha que fue asesinado) avanza con pies de plomo. A un año de su muerte, su familia, amigos y seres queridos realizan una serie de actividades para recordarlo y destacar su legado.
El 9 de noviembre de 2019, la Policía Nacional en todo el país ya se había amotinado contra el Gobierno de Morales. Esa noche, Moro envió su última nota a Página 12, que saldría publicada al día siguiente con el título "Un golpe de Estado en marcha en Bolivia". Le escribió a su familia avisando que se iba a dar una caminata para despejarse por el barrio paceño de Sopocachi, donde vivía hacía más de un año.

Los médicos que lo atendieron determinaron que había sufrido un accidente cerebrovascular (ACV). Su cuerpo estaba repleto de golpes y hematomas. Permaneció una semana en coma en la clínica Rengel, hasta que falleció rodeado por su familia: su mamá Raquel Rocchietti, sus hermanas Penélope y Melody. Tenía 40 años.
Según su hermana Penélope, la muerte de Sebastián tendría que investigarse en el marco del golpe de Estado, "entendiendo que había una persecución. Sebastián fue la primera víctima. Su muerte podría haber servido a los golpistas como un mensaje aleccionador para la prensa en general", consideró, en diálogo con Sputnik.
"Porque a partir del silenciamiento de un periodista se impone el miedo, no solo en el resto de los colegas, sino en la población en general. Así es mucho más fácil avanzar con un plan sistemático como el que llevaron a cabo [Jeanine] Áñez, [Luis Fernando] Camacho, [Carlos] Mesa y compañía", dijo la hermana, quien también es periodista.
Para el 16 de noviembre de 2019, ya había asumido el Gobierno de facto de Áñez (2019-2020), al cual la familia de Moro considera dictatorial. Entre sugerencias de que debían retirarse rápido del país, sus familiares decidieron cremar el cuerpo de Sebastián sin realizarle la autopsia correspondiente. Solamente quedan como testimonio las fotos de su cuerpo lleno de moretones. Y el diagnóstico del médico que lo atendió, quien afirmó que el periodista había sido indudablemente apaleado.
"Desde ese 9 de noviembre hasta el día 12, hubo una cúpula policial-militar gobernando Bolivia. Fueron tres o cuatro días que estuvieron, hasta que asumió la dictadora Jeanine Áñez", agregó. A partir de ese momento, comenzó una cacería contra todo periodista o comunicador que osara hablar del golpe de Estado que Bolivia había sufrido. Hasta ahora hay varios comunicadores populares detenidos con prisión domiciliaria. Todos tienen la misma acusación: "terrorismo" y "sedición".
La posibilidad de la jurisdicción universal
Viviana Beigel es la abogada de la familia de Sebastián y tiene la difícil tarea de iniciar el proceso en un país diferente al que habría albergado el crimen. "Hicimos una denuncia en la Justicia Federal de Mendoza pidiendo que se aplique la jurisdicción universal, para que se investigue la muerte de Sebastián Moro en el marco del golpe de Estado, entendiendo que se trata de un crimen de lesa humanidad", comentó a Sputnik.
Durante los últimos días, algunos dirigentes sociales pidieron públicamente que se investigue la muerte de Moro. "Hay algunas versiones de abogados bolivianos pidiendo que se investigue, pero eso no significa que se esté investigando. Se trata de una investigación que, a mi entender, no es lo mismo, porque quieren investigar una mala praxis", comentó Beigel.
La clínica Rengel, en Sopocachi, está acusada de no haber dado un trato adecuado a Moro durante su internación. Pero más allá de este hecho, que se debe investigar, hay una pregunta anterior: ¿Cómo llegó Moro a la clínica con golpes en el cuerpo y un ACV?
"La familia de Sebastián sostiene que fue torturado y golpeado. A partir de eso se produce su muerte. Entendemos que hubo otro accionar, aparte del de la clínica. Hay que aportar pruebas para esto", explicó la abogada.
"En un principio, un médico dijo que habría sido golpeado y torturado. Las formas de los golpes no parecieran provenir de una caída. Tiene un golpe en el pulmón, que se condice con un golpe de puño", detalló.
Una causa abierta por el golpismo

"Tenemos entendido que hay una causa abierta desde julio en Bolivia, que no se ha movido hasta el día de hoy, y que prescribiría en diciembre. En la justicia de Bolivia, si en seis meses no hay avances cierran la causa. Pero el caso de mi hermano no se ha investigado", advirtió Penélope Moro.
"Por lo tanto, seguimos insistiendo en la necesidad de que su muerte se investigue desde Argentina. Porque la causa en Bolivia la abrió el golpismo. Eso no es justicia. No hay rigurosidad para realizar esa investigación", explicó.
Moro comentó que la muerte de su hermano es tomada en Bolivia como un crimen aislado, apartado del golpe de Estado. "En cambio, en Argentina sí se contextualiza. Claramente se trata de un delito de lesa humanidad cuando hablamos de un periodista que cae en funciones, siendo el primero que denuncia el golpe de Estado para diferentes medios del mundo", mencionó.
Sebastián Moro había llegado a Bolivia en 2017, en busca de oportunidades laborales y por su enamoramiento con el proceso político iniciado en 2006, con la primera Presidencia de Morales. En Mendoza, donde nació, se había dedicado a cubrir los juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar en Argentina (1976-1983). En su casa dejó una inmensa biblioteca y cientos de páginas con sus escritos literarios, que algún día deberían publicarse.
Actualmente, su familia está dedicada a resaltar su legado. A realizar "un trabajo de memoria y de lucha, que vaya despacito y por las piedras", dijo su hermana Penélope. Y detalló: "A lo largo de este año los comunicadores populares se nos han ido acercando. Llegan estas fechas y son los estudiantes de Periodismo y Comunicación Social los que llaman desde todo el país para que les contemos de mi hermano".
Para la familia del periodista, "esa es realmente una lucha con memoria y trascendencia, y es lo que se merece Sebastián".
Ni en los discursos de asunción presidencial de Luis Arce, ni en los del vicepresidente David Choquehuanca, se dedicó una palabra a la memoria de Moro. "La verdad que duele, porque se siente ingratitud, teniendo en cuenta que es un periodista extranjero que residía en Bolivia. No llegó a cubrir el golpe y nada más", expresó su hermana.
Y agregó: "Él vivía, se compenetraba con la realidad boliviana, le puso el cuerpo. Que su recuerdo pase de largo en los discursos políticos me parece un error, pero que se puede y se debe reparar. Tengo las mejores expectativas, porque Sebastián se merece ese reconocimiento".
La familia del periodista tiene el sitio en Facebook Sebastián Moro Fue el Golpe, donde difunde información referida a su caso y a mantener vigente el recuerdo del mendocino. Allí hay un cronograma detallado de las actividades que se realizan en esta semana para homenajearlo.