Sin embargo, la dificultad estriba en que al propio Tomás Uribe al parecer no se le antoja ser el salvador del uribismo, que desde las últimas elecciones navega en aguas turbulentas que lo mecen entre las del centro y la izquierda política del país y que en más de una ocasión han amenazado con voltear su embarcación.
"Lo que sé hacer es crear empresa, no sé de política (…), no sé de Congreso", dijo Tomás, de 39 años, el pasado domingo a la revista colombiana Semana, donde ocupó su portada bajo el título 'Tomás, ¿se lanzará?'.
Sí pero no
Aunque para el grueso de la clase política del país —así como para la mayoría de ciudadanos, valga decirlo— a Tomás "le falta pelo pa' moño" para enfrentarse en una campaña presidencial con candidatos como el izquierdista Gustavo Petro o el centrista Sergio Fajardo, el "no" que dijo a Semana tiene vedado un "sí" a sus aspiraciones.
En un país cuyos clanes políticos se han sucedido a interior de sagas durante generaciones, empezaba a resultar extraño que el hijo mayor de Álvaro Uribe, quien es considerado el expresidente más popular de Colombia (2002-2010), no apareciera en esa arena en la que ya han hecho sus primeros pinos Martín Santos, el hijo mayor del exmandatario Juan Manuel Santos (2010-2018), y en la que capotean desde hace tiempo los hijos de los exjefes de Estado César Gaviria (1990-1994) y Ernesto Samper (1994-1998), entre otros.
Sea como fuere, la iniciativa ha dado para que incluso el propio Petro rechazara lo que llamó la "democracia hereditaria" del país, en clara alusión a las posibles aspiraciones políticas de Tomás Uribe, pero pasando por alto que su hijo Nicolás Petro fue candidato a la Gobernación del Atlántico (norte) en las pasadas elecciones de 2018 y que en la actualidad es diputado en la asamblea de ese departamento.
"¿Que esto pasa con frecuencia y que muchos delfines llegan a altos cargos por el solo hecho de ser hijos de un poderoso? Sin duda, esto es lo que pasa todos los días, lo que sigue siendo una señal inequívoca de nuestro atraso y del abuso que cometen los poderosos", escribió el analista político Ricardo Correa en su columna del diario local La Patria.
Escudero familiar
En las redes sociales la percepción es similar, y hay desde quienes dicen que una eventual candidatura de Tomás Uribe era de esperarse para que funja como escudero de los dardos que a diario recibe su padre, como aquellos que desde la otra orilla señalan al uribismo de estar dando palos de ciego con una iniciativa que, a su juicio, parece traída de los cabellos.
Macías dijo, en entrevista con el diario El Nuevo Siglo, que "pensando en 2022, el único nombre que garantiza la unidad total del uribismo es Tomás Uribe", además, aseguró que "tiene una concepción moderna e interesante del país desde su punto de vista empresarial (y) conoce la política como el que más".
¿Millonario por accidente?
Otra es la imagen que trae a la mente el nombre de Tomás Uribe. Para algunos, se trata sólo de aquel joven que junto con su hermano, Jerónimo, y con el respaldo de su padre, fue beneficiado para hacerse de unas hectáreas en el municipio de Mosquera (Cundinamarca, centro) destinadas a labores agrícolas, pero que luego fueron declaradas como industriales, lo que elevó el valor de la tierra y lo convirtió en millonario en 24 meses.
Hoy, según el periodista Daniel Coronell, fuerte opositor de Uribe, Tomás y Jerónimo son dueños de nueve empresas, seis de ellas en Colombia, dos en Panamá y una más en las Islas Vírgenes, por lo que el eventual vuelco a las toldas políticas del primogénito del expresidente no deja de sorprender, tanto a la gente de a pie como a aquellos políticos que ya empiezan a cuajar su candidatura para el 2022.