SAN SALVADOR (Sputnik) — Los recientes aguaceros que golpearon con fuerza a El Salvador dejaron en evidencia el mal estado de la infraestructura hidráulica en... 13.07.2022, Sputnik Mundo
Aunque los acumulados registrados son inferiores a los que dejó la tormenta tropical Amanda, hace par de años, la lluvia ha sido particularmente feroz —y repentina— en esta capital y las regiones del litoral y la cordillera volcánica.Enquistada entre las laderas del volcán de San Salvador y la cordillera del Bálsamo, en esta capital el agua cae por gravedad hasta riachuelos y quebradas pestilentes, que por estos días suben su caudal, se desbordan y causan estragos en su entorno.Al final, las inundaciones urbanas drenan, las tapas de tragante son repuestas, pero en determinados puntos el suelo colapsa por la saturación de humedad y la incapacidad de las tuberías subterráneas de procesar el torrente.Se forman entonces las temidas cárcavas, algunas de las cuales llegan a ser auténticos cráteres, como la que hace unos años amenazó con tragarse varias viviendas de la colonia Santa Lucía, peligro atajado gracias a una intervención estatal.Sin dudas, hay un problema de fondo que el actual gobierno achaca a administraciones previas, aunque la cárcava más reciente, en la colonia Brisas de San Francisco, había sido intervenida hace menos de medio año por el Ministerio de Obras Públicas.La angustia ha vuelto para los vecinos de una urbanización que se sentían tranquilos luego de los trabajos de enero pasado, cuando fue presuntamente reparada una tubería de 36 pulgadas destinada a evacuar aguas negras.Justo en dicha colonia se dio una de las imágenes más impactantes que dejó Amanda en 2020: filas de autos arrastrados por el poderoso torrente como barquitos de papel, hasta despeñarlos por una bóveda abierta.¿Por qué tanta cárcava?Una nota del diario salvadoreño El Mundo aporta claves para entender por qué surgen tantas cárcavas en las diferentes ciudades que integran el Gran San Salvador, erigidas sobre suelos volcánicos, inestables y susceptibles a los cúmulos de agua.Expertos locales precisan que el Área Metropolitana de San Salvador crece sobre las llamadas tefras, o sea, unas laderas arenosas ricas en ceniza volcánica proveniente de los municipios Jayaque y Panchimalco, y del cercano volcán de Ilopango.Para el especialista, entrevistado por El Mundo, el manejo de las aguas pluviales y negras influyó en la generación de cárcavas, porque la filtración crea humedad en los suelos, y los frecuentes movimientos sísmicos propician el surgimiento de grietas.A ello se suma un envejecido sistema de tuberías de cemento, que al agrietarse sufre filtraciones que erosionan sistemáticamente un suelo aparentemente compactado, y crean los vacíos que devienen en cárcavas."Cuando hay temporales de lluvias, es más suave, eso da más espacio a que se filtre más, mientras que cuando son torrenciales... la mayoría se va a como correntada, ese nivel de saturación es el problema", agregó Chávez.Entre las posibles soluciones, los técnicos proponen la instalación de tuberías más grandes para ayudar al drenaje, lo cual es todo un desafío para las construcciones más antiguas de la capital y sus alrededores.
SAN SALVADOR (Sputnik) — Los recientes aguaceros que golpearon con fuerza a El Salvador dejaron en evidencia el mal estado de la infraestructura hidráulica en esta nación centroamericana.
Aunque los acumulados registrados son inferiores a los que dejó la tormenta tropical Amanda, hace par de años, la lluvia ha sido particularmente feroz —y repentina— en esta capital y las regiones del litoral y la cordillera volcánica.
Enquistada entre las laderas del volcán de San Salvador y la cordillera del Bálsamo, en esta capital el agua cae por gravedad hasta riachuelos y quebradas pestilentes, que por estos días suben su caudal, se desbordan y causan estragos en su entorno.
Al final, las inundaciones urbanas drenan, las tapas de tragante son repuestas, pero en determinados puntos el suelo colapsa por la saturación de humedad y la incapacidad de las tuberías subterráneas de procesar el torrente.
Se forman entonces las temidas cárcavas, algunas de las cuales llegan a ser auténticos cráteres, como la que hace unos años amenazó con tragarse varias viviendas de la colonia Santa Lucía, peligro atajado gracias a una intervención estatal.
Sin dudas, hay un problema de fondo que el actual gobierno achaca a administraciones previas, aunque la cárcava más reciente, en la colonia Brisas de San Francisco, había sido intervenida hace menos de medio año por el Ministerio de Obras Públicas.
La angustia ha vuelto para los vecinos de una urbanización que se sentían tranquilos luego de los trabajos de enero pasado, cuando fue presuntamente reparada una tubería de 36 pulgadas destinada a evacuar aguas negras.
Justo en dicha colonia se dio una de las imágenes más impactantes que dejó Amanda en 2020: filas de autos arrastrados por el poderoso torrente como barquitos de papel, hasta despeñarlos por una bóveda abierta.
¿Por qué tanta cárcava?
Una nota del diario salvadoreño El Mundo aporta claves para entender por qué surgen tantas cárcavas en las diferentes ciudades que integran el Gran San Salvador, erigidas sobre suelos volcánicos, inestables y susceptibles a los cúmulos de agua.
Expertos locales precisan que el Área Metropolitana de San Salvador crece sobre las llamadas tefras, o sea, unas laderas arenosas ricas en ceniza volcánica proveniente de los municipios Jayaque y Panchimalco, y del cercano volcán de Ilopango.
"Estos suelos tienen en las pequeñas uniones de los granos pequeñas canículas de agua que hacen que se mantengan unidas, pero cuando se saturan fallan, se hinchan y contraen y el suelo colapsa", explicó el experto ambiental José Chávez.
Para el especialista, entrevistado por El Mundo, el manejo de las aguas pluviales y negras influyó en la generación de cárcavas, porque la filtración crea humedad en los suelos, y los frecuentes movimientos sísmicos propician el surgimiento de grietas.
A ello se suma un envejecido sistema de tuberías de cemento, que al agrietarse sufre filtraciones que erosionan sistemáticamente un suelo aparentemente compactado, y crean los vacíos que devienen en cárcavas.
"Cuando hay temporales de lluvias, es más suave, eso da más espacio a que se filtre más, mientras que cuando son torrenciales... la mayoría se va a como correntada, ese nivel de saturación es el problema", agregó Chávez.
Entre las posibles soluciones, los técnicos proponen la instalación de tuberías más grandes para ayudar al drenaje, lo cual es todo un desafío para las construcciones más antiguas de la capital y sus alrededores.
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